Peregrinación espiritual en honor a la ‘Churonita’
La Virgen del Cisne es venerada por los feligreses y en esta etapa de pandemia la peregrinación presencial que solían realizar los romeriantes desde mayo hasta septiembre será de manera espiritual.
Para quienes han podido visitar este sitio saben que es el espacio para reencontrarse consigo y con la Madre del Creador. La basílica de enormes proporciones cuenta con varios espacios como el campanario, bautisterio, sacristía, sala penitencial, utilería, capilla del santísimo, presbiterio, nave central, trono, área de bendiciones, zona de quema de velas y pila de agua bendita.
La virgen del Cisne, más conocida como la ‘Churonita’ está en los corazones de los creyentes. La historia revela que debido a la sequía que se dio en Loja en 1.594 se apareció a la hija de un cacique y le pidió que construyeran un templo.
Los indígenas con esfuerzo lograron que se tallara su sagrada imagen y dar forma desde una pequeña choza al sitio de adoración, hasta que con el transcurrir del tiempo se convirtió en la magnífica basílica (que sumó voluntades con el pasar de los años) donde llegan fieles nacionales y extranjeros, siendo la romería de agosto de cada año una de las más significativas en América Latina. Los cerca de un millón de devotos suelen recorrer los 74 kilómetros de caminata y siempre ha sido motivo de alegría el profundo amor hacia la Madre de Dios.
La parroquia El Cisne donde está la basílica es en honor a su patrona. Los asentamientos humanos donde actualmente está dicha parroquia pertenecieron al cacicazgo palta de Ambocas, un pueblo preincaico adorador del sol que ocupó prácticamente toda la provincia de Loja.
La colonización española caracterizada por su dureza, en cortísimo tiempo no dejó vestigio visible de la cultura palta que fue desaparecida como pueblo. (I)