Adiós al ‘Caballero de la Paz’

Policiales, Seguridad

El ‘Caballero de la Paz’, cabo primero Óscar Analuisa, murió víctima del coronavirus en Tungurahua. (Foto El Heraldo)


La Policía en Tungurahua está de luto. El Covid-19 le gana la batalla a otro héroe que lucha en primera línea para que los ciudadanos hagan conciencia, respeten los protocolos de bioseguridad y evitar más la propagación del virus.

En esta ocasión los ‘Caballeros y Damas de la Paz’ despidieron al cabo primero Óscar Analuisa Guerrero de 39 años de edad. “Lo consideraba como un hermano. Gran ser humano y duele mucho su partida”, así resumió el pesar el coronel en estado pasivo Pedro Llerena. El cabo prestaba sus servicios en el Distrito Quero. Era padre de cuatro hijos, tres estaban bajo su cuidado y la mayor con la mamá.

Los restos del servidor policial fueron sepultados la tarde del sábado 13. Un día después, su hermano menor Eddy, contó la peregrinación que tuvieron que vivir por tratar de salvarle la vida. “Estaba con tos, incluso se atendió en el Centro de Salud en Quero y le dijeron que solo era faringitis. El jueves que salió libre me pidió que lo acompañe a realizarse los exámenes porque no soportaba el malestar. En el Hospital de Atocha lo atendieron de inmediato y le realizaron todas las pruebas y salió positivo del Covid-19. Lo internaron y estaba respondiendo bien, pero lo trasladaron al Hospital del Seguro donde no pudo acceder de inmediato a un respirador artificial”, relató el consanguíneo.

Agregó que a las 20:00 horas del viernes 12, debía ingresar a una cama, pero fue todo un viacrucis. “Lo tuvieron durante 30 minutos en la ambulancia e incluso llegó otro paciente y pasó primero. Después lo ingresaron, pero recién a las 01:15 horas un guardia nos dijo que lo habían trasladado a una sala. El sábado acudí a las 10:00 horas y una hora después me informaron que mi hermano había muerto. Nunca lo llevaron a alguna habitación con acceso al respirador artificial. Los exámenes se hicieron con sus recursos. Los héroes no tienen atención prioritaria”, dijo Eddy.

Los familiares pagaron más de mil dólares por las horas y las pruebas en el hospital privado. “¡Tantos años de servicio para no recibir buena atención cuando se enfermó!”, expresó el hermano menor.

Dijo que después que conocieron sobre la muerte, tuvieron que esperar otras dos horas más para lograr retirar el cadáver porque los médicos no llenaban bien las hojas de la partida de defunción. El sepelio fue rápido, con los allegados y amigos más íntimos, como todos los funerales ahora en tiempo de pandemia. Sin abrazos de consuelo y en silencio. (I)


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