El dolor de la cara/ Kléver Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión



El dolor, parte de la esencia del ser humano, es uno de los pocos síntomas que nadie se salva de él, como gran maestro nos hace saber que aún estamos vivos y que nos hace apreciar la vida que llevábamos sin éste. Como físico, el dolor también tiene un importante componente emocional y a la final el arte de la vida es el arte de manejarlo.

Para los que manejamos dolor, el diagnóstico de los dolores faciales y su manejo representa un reto supremo. Además de la neuralgia del trigémino, que es el más bien definido de las neuralgias faciales, existen varios otros dolores, algunos aún sujetos a controversia hasta hoy como: la neuralgia del glosofaríngeo, las neuritis similares a tic del nervio trigémino asociadas a tumores u otros procesos patológicos, la cefalea asociada con la neuropatía diabética, las neuralgia herpética y post-herpética del mismo trigémino y de los ganglios de las raíces dorsales cervicales, la neuralgia occipital, el dolor facial atípico, lesiones, abscesos dentales, sinusitis, etc.

El nervio trigémino tiene 3 ramas que recogen la sensibilidad de casi toda la cara. Es el principal nervio sensitivo de la cabeza (cara, dientes, boca, fosas nasales, senos paranasales, y gran parte del cuero cabelludo y de la duramadre).

Hipócrates, fue el primero que habló de esta neuralgia y la denominó «tortura facialis». Recibiendo otros apelativos como tic doloroso, «dolor del suicida» o «neuralgia facial».

Constituye el 89% de todos los dolores faciales, es una inflamación que causa dolor severo y espasmo de los músculos faciales en el lado comprometido. Es probablemente uno de los dolores más intensos conocidos, de carácter intermitente a lo largo del nervio o sus ramas, sin que se demuestren a veces cambios estructurales del mismo. La familia tampoco entiende y cree, a veces, que la persona enferma está exagerando. El acceso de dolor se puede prolongar por días, semanas y aun meses, o finalizar espontáneamente, para reaparecer inesperadamente en cualquier momento. El ataque de dolor en ráfaga puede desencadenarse espontáneamente, pero casi siempre son resultantes de la actividad motora: comer, hablar, lavarse la cara, afeitarse, cepillarse los dientes o simplemente un roce ligero.

La Neuralgia trigeminal puede ser típica, con sus dos formas (esenciales y secundarias), y atípica.  La causa de la esencial es desconocida, la secundaria puede ser resultante de afecciones dentarias, tumores del nervio, sinusitis, principalmente. La edad promedio de aparición de la esencial es alrededor de 40 años y la secundaria a cualquier edad, más frecuente en las personas del sexo femenino. Casi siempre es posible hacer el diagnóstico sobre la base de los síntomas y signos, aunque siempre puede resultar útil los estudios radiográficos, tomográficos, resonancia magnética, electroencefalografía, electromiografía y otros.

Es necesario instaurar un tratamiento adecuado lo más inofensivo posible, así como también rápido y efectivo. La Acupuntura, sin complicaciones ni reacciones secundarias, basa su acción en el efecto anti-inflamatorio, activando además nuestros propios sistemas antidolor (endorfinas, encefalinas, opioides, etc.). Es por tanto muy beneficioso combinar con un buen manejo medicamentoso para lograr el alivio requerido por el paciente. No deja de ser importante la Psicoterapia complementaria para obtener un verdadero éxito en la recuperación de semejante tormento doloroso. (O)

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