Uso de mascarilla, según el ambiente
La OMS aconseja a las autoridades que, cuando fomenten el uso de mascarillas por el público general, se rijan por un enfoque de riesgo centrado en criterios como la finalidad, riesgo a exposición al virus, vulnerabilidad del individuo que la usa, entornos en que vive la población, factibilidad y tipo de mascarilla.
Recomienda utilizarla si la intención es prevenir que el individuo infectado transmita el virus a o brindar protección a una persona sana contra la infección.
También se permite el uso si hay transmisión comunitaria y es poca o nula la capacidad para aplicar otras medidas de contención como el rastreo de contactos, la capacidad para efectuar pruebas de laboratorio y aislar y atender a los casos presuntos y confirmados.
En el tema de la vulnerabilidad del individuo o el grupo que usa la mascarilla, son recomendables las de tipo médicas que pueden ser usadas por personas mayores, enfermos inmunodeprimidos y con enfermedades concomitantes, tales como afecciones cardiovasculares o diabetes sacarina, neumopatías crónicas, cáncer y enfermedades cerebrovasculares.
El uso de mascarilla también depende de los entornos en que vive la población; es decir, lugares densamente poblados (por ejemplo, campos de refugiados, campamentos, lugares con gran hacinamiento) y entornos donde no es posible guardar una distancia de al menos 1 metro (3,3 pies) (por ejemplo, en el transporte público).
La OMS recuerda que se debe tomar en cuenta disponibilidad y costo de las mascarillas, acceso a agua limpia para lavar las mascarillas y capacidad de los individuos para tolerar los efectos secundarios su uso. (I)
