Las ciudades mueren, pero hay esperanza / Juan Diego Valdivieso Rowland
Debido a la pandemia, las ciudades ecuatorianas han sufrido una grave decadencia en cuestión de pocos meses. Miles de negocios han cerrado sus puertas temporalmente; otros han quebrado y muchos buscan cómo reinventarse.
Asimismo, el concepto de espacio público agoniza en tiempos en que la delincuencia está al acecho y que las calles y veredas, sobre todo de zonas turísticas, se han vaciado casi por completo. En Tungurahua esto se evidencia en el centro de Ambato, que en las tardes está vacío. Algo peor ocurre en Baños de Agua Santa, donde el turismo nacional y extranjero, que antes visitaba masivamente ese cantón, ya no llega.
En Quito ocurre algo similar, donde sitios como el centro histórico y el barrio La Mariscal, hoy son víctimas de la delincuencia, del cierre masivo de negocios y de la muerte rápida de años de historias construidas gracias al turismo y al ocio.
Lo cierto es que la pandemia ha causado más delincuencia; ausencia de vida cultural y comunitaria; quiebras de negocios que estuvieron abiertos por muchos años; aumento de la mendicidad; entre otros efectos.
Sin embargo, es hora de reinventarse y no dejar morir a las ciudades. Hoy quiero mostrarles la iniciativa “Laboratorio Urbano – Circuito Cumbayá”, en Quito. En su página de Facebook se describe como “un proyecto piloto de peatonización del centro de Cumbayá y apropiación del espacio público por medio de la expansión hacia el exterior de las actividades comerciales y recreativas. Este plan reactiva la economía de los locales del sector bajo protocolos de bioseguridad, distanciamiento social y lavado constante de manos para mantener tu salud y la de los tuyos”. Se lo realiza todos los fines de semana de 08:00 a 16:00.
Esta iniciativa nació de colectivos de la sociedad civil e involucra a vecinos, comerciantes, deportistas y demás actores. Los restaurantes, heladerías, tiendas y demás comercios sacan sus mesas, sillas y productos a la calle, que es peatonal durante todo el día. También se colocan lavaderos de manos. Barrios como La Mariscal en Quito van a seguir este ejemplo.
¿Quién se anima a replicarlo aquí en Tungurahua? (O)
@jdvrowland