¿Quién pega más?/ Esteban Torres Cobo
La última moda, en lo que a demostración de testosterona política se refiere, se luce en la temporada post emergencia. Los participantes son varios: el propio gobierno, los municipios, los coordinadores de áreas en entidades estatales.
En fin, todo aquél con una mínima cuota de poder temporal. Secundados, por supuesto, por los rabiosos tuiteros y pontífices de las redes sociales que exudan control y más control, mientras no tienen que preocuparse por salir en el día a día a buscar el único alimento que produce el comercio informal desesperado.
Esto ya es una tragicomedia. No bastaron los inútiles y caricaturescos arcos de desinfección con agua lluvia por los que en todas partes del país tenían que pasar los autos, las camionetas y los buses. Hoy se inaugura la restricción de la movilidad de iniciativa municipal, con Quito a la cabeza de los fanáticos. Ojalá no repliquen estas novelerías el resto de municipios.
¿Colegios? Qué sí. Qué no. ¿Gimnasios? Sí, pero sin sudor. Empape su cuerpo (o su “cuerpa” si se expresa con distrofia lingüística) en talco o en cemento de contacto antes de utilizar las pesas y la caminadora. Que no se escape la gota más pequeña de la axila.
Nos volvimos locos. Locos de control y más control. De ser controlados y tratados como canes en adiestramiento. Nos olvidamos de lo más básico de nuestra libertad: la autodeterminación. El autocuidado. La propia sobrevivencia.