La existencia, entre competencias y educación / John Tello Jara
La pandemia ocasionada por el COVID-19 marca un trajinar diferente en el diario vivir, semaforización, toque de queda, protocolo de bioseguridad, uso de mascarilla, gel antiséptico, alcohol, lavado de manos y por supuesto educación de la gente.
Al finalizar el estado de excepción, las competencias para tomar decisiones que marcarán el “estilo de vida” pasará al COE (Comité de Operaciones de Emergencia) cantonal, lo cual indudablemente debe ajustarse a nuestra realidad social, económica y más que todo analizando la tendencia de salud de los ambateños (infectados, fallecidos, recuperados).
Nos encontramos en un escenario diferente a cualquier época anterior, donde tan solo con un decreto podíamos solucionar los problemas (levantamientos populares o paros de diversa índole); a excepción de fenómenos naturales como terremotos o erupciones las cosas se podían solucionar con habilidad negociadora.
El caso actual es diferente, nos indican que debemos cuidarnos, que tengamos un distanciamiento social (2 metros), enfatizando evitar concentraciones masivas; muchas personas consideran que la pandemia ya pasó o que tal vez con el descubrimiento de las vacunas para su tratamiento, la normalidad volverá en días siguientes, sin darnos cuenta de la gravedad que implica el no acatamiento de las normas emitidas por autoridad competente.
Contrariamente a lo que se piensa, algunos jóvenes se encuentran en reuniones sociales “clandestinas” e incluso con juegos absurdos de contagios, sin darse cuenta que, al portar el virus, posiblemente ellos no sean afectados, pero si corren el riesgo de contagiar en casa a sus familiares.
En materia económica se presentan inconvenientes cuando tenemos personas con cierta edad que no tienen trabajo con un sueldo fijo y que dependen de la actividad diaria para llevar el sustento a sus familias, pero que debido a su longevidad presentan vulnerabilidad en su accionar, pero no tienen otra alternativa que trabajar.
En estos días se anunciará nuevas medidas con decisiones que corresponden a nuestro contexto y lo único que se solicita es “hacer caso” y acatarlas para sobrevivir y tratar de tener una vida normal.