Una victoria probable / Esteban Torres Cobo
Hace meses parecía improbable, pero en política todo es probable. Y las victorias o las pérdidas se deciden con la velocidad de los días y las semanas. Con el aparente mal manejo de la pandemia por parte de Trump cuando todo empezó, fácil era prever su derrota a manos de cualquier demócrata que estuviera en la papeleta este noviembre. De moderados o radicales.
Hoy, es otro el cantar. Con el reeditado ataque por parte de todos los medios a su candidatura, incluso peor que el del 2016 y con la sorpresa de que la propia cadena Fox no se comporta como antes, su base de votos se ha reafirmado y está más movilizada y ardida que nunca.
El extremismo del partido demócrata y su apoyo al caos y a la destrucción de ciudades y monumentos, con un Biden que defiende a los maleantes en sus declaraciones porque si no lo hace su propio partido lo acusa de tibio, activa cada vez más indecisos que buscan orden para vivir y trabajar.
Era imposible que el Partido Demócrata cometiera tantos errores, pero el odio a Trump pudo más. Y la diferencia que Biden sacó por contadas semanas y que superó los veinte puntos ya no existe. Se esfumó. La economía mejoró de nuevo y la creación de empleo recupera sus niveles pasados.
Una gran lección para el extremismo que se apoya en el caos, la destrucción y el rompimiento al Estado de Derecho. Eso no es del agrado de los ciudadanos. La gente quiere trabajar y producir. No come de estatuas derrocadas o de negocios apedreados. Trump volverá a ganar en noviembre y reforzará las bases de la nueva derecha a nivel mundial. No pudo haber tenido mejor ayuda. (O)