Dos días para las elecciones / Esteban Torres Cobo
La curiosa tradición de votar un martes en los Estados Unidos y no un domingo, como en la mayoría de países del mundo, tiene un origen religioso. Cuando se diseñó hace tiempo el sistema electoral, era más importante guardar el domingo de misa que destinarlo a las elecciones, por lo que no se lo hace en domingo.
Y precisamente en dos días se sabrá que sucede con Trump y con Biden. Un voto importante se ha movido ya mediante correo, pero recién el martes la película tendrá su capítulo final. No me atrevo a decir que se sabrá si Trump continúa en la Casa Blanca o si Biden lo reemplaza, porque si la diferencia no es significativa se prevé que ninguno de los dos lados acepte tranquilamente el resultado. Algo inédito, sin duda, pero posible. Jurídicamente, solo la impugnación de resultados impediría que se tengan números definitivos. Pero políticamente, quizás incluso sin impugnaciones los simpatizantes de lado y lado (en el caso de Biden hasta el grupo Antifa) calentarán las calles. La única inquietud es hasta qué punto.
Se pondrá una vez más a prueba la solidez institucional y constitucional de los Estados Unidos. Hasta ahora uno de los sistemas que no se ha roto desde su fundación, ni siquiera con una Guerra Civil. Que tampoco ha dado cabida a revoluciones destructivas y refundadoras, como las bananeras, las islámicas, las africanas o incluso las europeas. Creo que esta tampoco será la ocasión.
Para los demócratas es impensable que Trump les gane dos veces. Primero a Hillary, que era un contrincante poderosa y ahora a Biden, que si bien no es tan potente se encontró a Trump en sus momentos más complicados. Para los republicanos también es inconcebible que su candidato más popular pierda contra el peor de los demócratas. Peor luego de haber hecho un gran papel en lo económico e internacional justo antes de la pandemia. No cabe, en ninguno de los bandos, la derrota. (O)