Malqui Machay, la última morada de Atahualpa
En lo profundo de la selva de la parroquia Chugchilán Cotopaxi se encuentra el último reducto de los incas quiteños. La historiadora Tamara Estupiñán encontró restos arqueológicos de trascendencia histórica en el sector de Malqui Machay en el cantón Sigchos hace más de diez años.
Las investigaciones para desentrañar la historia continúan. Según contó Estupiñán los vestigios están sepultados en un área de tres hectáreas de la hacienda. Presumen que Machay fue una especie de lugar ceremonial donde estaría por última ocasión Atahualpa junto a su más fiel servidor, Rumiñahui, quienes interactuaron en ese sitio antes de la mortandad que ocasionó la conquista ibérica.
Malqui Machay en quichua significa ‘sepultura del cuerpo del progenitor del ayllu’. Una edificación cargada de simbolismos que no llegaría a la categoría de fortaleza ni de templo.
En la actualidad este sector pertenece a la familia Moncayo que adquirió la finca en 1908. Con el tiempo se enteraron que la propiedad es patrimonio cultural con cerca de 400 años de historia. Presumen que ahí repose el cuerpo del guerrero y rey Atahualpa. Existe un espacio de 7 por 6 metros con paredes de piedras donde estaría sepulcro.
Según el nieto de los dueños, Pedro Moncayo, los historiadores les habrían mencionado que Machay habría tenido las mismas funciones que Machu Picho, pero un sitio de adoración más pequeño que no terminaron de construir.
Las investigaciones en Machay continúan porque consideran que también haya sido el sitio de los yumbos y panzaleos.
Los propietarios mencionan que sienten mucha energía e incluso los trabajadores han observado figuras de personas moverse por el área considerada ceremonial. Para llegar existen las rutas por Sigchos a 30 minutos, siempre buscando la guía de expertos y desde el Quilotoa está a dos horas. (I)