Las hermanas Mirabal / Mirian Delgado Palma
La República Dominicana, una Isla hermosa del Caribe fue considerada por el mundo como un lugar favorito para visitar sus hermosas playas y compartir el encanto de su pueblo. Aparentemente se creía que su gente era feliz en este sitio privilegiado del planeta.
Empero, ¿Cuál fue el verdadero contexto del pueblo? Allá, por los años de 1930, llegó al poder de la República Dominicana el dictador Rafael Leónidas Trujillo, el peor tirano de Latinoamérica o del mundo, que sumió a su pueblo en un clima aterrador y de pánico, por sus abominables y detestables prácticas de poder; a tal punto que el pueblo no se atrevía a revelarse frente tan execrables hechos.
La historia narra que Trujillo exigía a sus súbditos estar dispuestos entregar a sus hijas antes del matrimonio. Sus secuaces recorrían constantemente el país buscando doncellas para entregárselas al jefe para su deleite sexual, si no se las llevaban perdían la vida, incluido los padres que se negaban hacerlo. Además, de dueño y señor del país, quedaba implícito que era dueño de todas las mujeres de la Isla.
En todos los tiempos han sobresalido mujeres heroínas a lo largo de la historia, unas invisibilizadas y otras a la luz del día, en cuyas páginas nos han dejado un legado de sabiduría, coraje y valor para enfrentar las virulentas agresiones en contra de las féminas.
Entre las heroínas que traspasaron la muralla de la opresión y el miedo en la República Dominica con el propósito de poner fin a los abusos de Trujillo, figuran los nombres de las hermanas: Patria, Minerva y Ma. Teresa Mirabal. Fueron concebidas de perfil conservador, intelectuales, madres ejemplares y pertenecían a la alta sociedad de la Isla.
Estas tres ejemplares mujeres, bajo el nombre secreto de “mariposas” les movía un ideario común: derrocar a Trujillo; venciendo toda advertencia y pronóstico, a sabiendas que quienes intentaban destronar al dictador eran cruelmente asesinados/as. A pesar de estas crudas vivencias ellas persistieron en su tarea y fueron apoyadas por sus esposos quienes guardaban prisión.
Aquel intento de revelación en contra del régimen tuvo su alto precio. Por orden del tirano Trujillo, un 25 de noviembre de 1960, cuando las tres hermanas iban en el auto, junto al chofer Rufino de la Cruz, fueron interceptadas por funcionarios de la policía secreta dominicana, ahorcadas y apaleadas simulando que sufrieron un accidente automovilístico. Murieron cuando tenían 36, 32 y 25 años. Para la República Dominicana este crimen significó un despertar a la conciencia social en contra de la dictadura más sanguinaria. Seis meses más tarde la dictadura cayo, Trujillo fue ajusticiado.
Este acontecimiento doloroso dio pie para la Organización de las Naciones Unidas en 1999 declarara al 25 de noviembre de cada año como “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”. En esta fecha se celebran marchas y actos en reclamo del derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia; pero también, en recordación a la memoria de las tres dominicanas más universales, las hermanas Mirabal. (O)