Decisiones imposibles / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión


En la actual crisis sanitaria, económica y social pocas cosas resultan fáciles, ni siquiera las preguntas, y para muchas de ellas todavía no hay una respuesta correcta.

El valor principal es la vida y, por ende, no hay razón para considerar otra alternativa que no sea salvar la de todos a cualquier precio. Hacerlo pone en riesgo al personal sanitario, sin darle lugar a la duda, aunque sí a la ingratitud. Y, bajo la premisa de que la economía se recupera y los muertos, no, en varios lugares se suspende trabajos y comercios no esenciales, al igual que la educación presencial. Todo esto con niveles aceptables de aprobación.

No obstante, al hablar de economía, estamos en medio de una situación en la que no hay respuestas absolutas, lo único que se aspira es encontrar las mejores opciones, pues la pandemia no deja de ser un dilema. No de aquellos que se presentan en las series o películas, donde algún personaje debe decidir entre la vida o la muerte. En la vida real el espectador y el protagonista coinciden dentro de la escena.

Entiéndase que un dilema es algo inevitable, es decir, cuando aparece, resulta imposible sacarle el cuerpo; es algo trágico, no hay dilema sobre cosas buenas; es algo que se presenta sobre opciones que una persona desearía nunca conocer y es moralmente irresoluble, pues un dilema no se resuelve éticamente, por eso es trágico, difícil y complicado.

Pensar en este momento que la vida o el bienestar de la mayoría está por encima de todo es muy loable, pero muchos temen por su supervivencia después de la pandemia. El retorno a la vieja normalidad, así como haber salido de ella, es algo doloroso y problemático. Los ciudadanos quieren retornar a la libertad que tanto añoran, al extremo de defenderla en las calles, perdiendo el miedo a la enfermedad o la muerte.

La libertad es la gran víctima de la pandemia y el dilema encierra el problema de abrir o cerrar la convivencia masiva. Los potenciales contagiados no se resignan al confinamiento, sea por trabajo o diversión, quieren ir al cine, celebrar goles, hacer campaña política, elegir reinas, cantar, bailar, llorar en un velorio, enterrar a sus muertos,… Las medidas de las autoridades tienen un impacto profundo para bien o para mal. Frenar el contagio requiere creatividad a la hora de tomar decisiones imposibles. (O)

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