Noveleros / Mario Fernando Barona
En nuestro léxico de ecuatorianismos, un ‘novelero’ es aquel al que se le motiva a hacer cualquier sosería y la hace entusiasmado. Es aquel al que se le convence con cualquier mentirilla y no solo se la cree sino que es su más ferviente adepto. Es aquel que lee y difunde en redes cualquier fake news y jamás se da el trabajo de investigar si aquello será verificado o no. En pocas palabras, un novelero es aquel que endiosa a quien le regala un poco de autoestima y amor propio.
Hay un libro de nombre La verdad de la pandemia, escrito por Cristina Martín, y que yo por novelero lo compré. Se lo resumo en dos líneas para que no sea novelero y vaya a perder su tiempo y dinero comprándolo usted también. Martín habla de una conspiración en contra de toda la humanidad liderada por un grupo de élite internacional llamado el Club Bilderberg que maneja toda la estructura geo-política-económica del planeta. Ella afirma que estamos en guerra porque detrás de la pandemia hay manifiestos intereses económicos de estos lobbys de poder quienes planificaron y crearon deliberadamente el virus del COVID-19 en un laboratorio, buscando, entre otras cosas, reducir el crecimiento poblacional en el mundo. A diferencia de lo que señala su vendedora contraportada, no encontré ninguna respuesta contundente, todas son deducciones y simples suposiciones. No obstante, lo curioso es que a pesar de carecer de fundamento, hay noveleros en el mundo que defienden con fervor y convicción la tesis de Martín.
Ahora, si hay noveleros que como aquellos defienden aseveraciones infundadas, imagínese usted lo contrario: que hubiera noveleros -que por pura novelería- nieguen y contradigan hechos fehacientemente comprobados, ciertos y fundados. Pues los hay. Por más increíble que parezca, sólo aquí en el Ecuador un delincuente sentenciado en última instancia, un criminal prófugo de la justicia, un adulador de terroristas y dictadores (todo esto comprobado hasta la saciedad) tiene más peso electoral que sus propios candidatos. Y esto porque hay noveleros que aún con las incontables e irrefutables pruebas que enterraron judicialmente a Rafael Correa, expresidente del Ecuador, no solo que se tragan sus cuentos chinos sino que los defienden con la novelería de su inocencia. Ni más ni menos como los noveleros terraplanistas que cierran los ojos a una evidente, científica e incontestable verdad.
Ahora como nunca antes, el mundo y particularmente nuestro país necesitan más sensatez y menos novelería. Hagamos fuerza para que si en verdad existe una conspiración, que esta sea positiva y beneficiosa para la humanidad en el futuro inmediato; y con el Ecuador, esforcémonos porque prevalezca nuestra conciencia y dignidad frente a las noveleras charlatanerías de delincuentes de cuello blanco. (O)