Puntería a las creencias / Luis Fernando Torres
Las batallas las pierden quienes no impiden que se desmoronen las creencias de la gente. Es decir, cuando no se defienden los valores, las tradiciones y las costumbres sobre las que se han levantado los grupos humanos.
Escipión les advirtió a los romanos lo que les ocurriría si no defendían la columna vertebral del mundo latino, así: “Primero os despojarán de vuestros bienes espirituales; y cuando no tengáis altares ante que arrodillaros, os obligarán a que os arrodilléis ante ellos, mientras os despojan de vuestros bienes materiales”.
La bandera nacional suele ser un símbolo con valores de las naciones. Si es algo normal que se la queme y pisotee, los que lo permiten han perdido la primera batalla, como ocurre con el tibio gobierno español en Cataluña.
En el mundo cristiano, la religión es portadora de dimensiones espirituales y valores. Si se autoriza la desaparición de crucifijos de espacios educativos religiosos o se tolera la agresión a templos, pastores y sacerdotes, se lastima la columna vertebral de las creencias.
El retiro de monumentos de personajes acusados de ser políticamente incorrectos es otra forma de herir las creencias. A Cristóbal Colón le han convertido en anatema cultural en varias ciudades estadounidenses por haber llegado al continente americano. En esas ciudades se han enterrado un cúmulo de creencias vinculadas al mundo ibérico.
La batalla cultural es la más importante. Cuando se la pierde, los vencedores vienen por todo lo demás. Son pocos, contados con los dedos de una mano, los candidatos ecuatorianos a presidentes y asambleístas que están dando la batalla cultural. La mayoría está dedicada a disfrazarse y hacer bromas en las redes. (O)