Saber elegir / Mirian Delgado Palma
Los gobiernos de turno en las diferentes administraciones y específicamente el relacionado con la década ganada y el actual, han merecido el total rechazo de los ciudadanos por la inexactitud con la que se ha manejado la Nación, sumado a la ausencia de ética, moral y eficiencia en la conducción del Estado. Esta forma nefasta de gobernar ha robado la esperanza de los ciudadanos que día tras día rogamos a Dios que esta clase de politiqueros, oportunistas, mediocres, deshumanizado y sin una pizca de sentimiento nacional nos ultrajen vez tras vez y se burlen según ellos de la ignorancia del pueblo.
Hoy hermano ecuatoriano podemos evaluar con absoluta transparencia en qué medida se han cumplido las ofertas de campaña del actual gobierno, puesto por Correa. Todas las maravillas que ofrecieron para sacarle al país de cuidados intensivos, no se han tenido efecto; y el país agoniza bajo los tentáculos de los advenedizos, astutos, vivarachos y caras duras que se solazan con el dolor del pueblo.
Esta radiografía que tenemos queridos compatriotas a la luz de pleno día, no es suficiente para darnos cuenta de los cuenteros-demagogos…?, que, en su presurosa carrera “por el poder”, durante la campaña ofrecen maravillas como si fuesen magos y tienen la bola mágica para de un suspiro cambiar la realidad de nuestro país; sínicamente ofrecen a la gente inocente entregar bonos de mil dólares del pozo económico que ha sido vilmente saqueado y no ha quedado ni centavos para aplacar la dureza económica en la que hoy vivimos; por lo que hemos tenido que mendigar a países poderosos para poder sobrevivir.
¿Quiénes somos los culpables de esta desventura? No hay a quien endosar esta triste realidad. Somos los mismos ecuatorianos autores de este escenario nacional, porque “no sabemos elegir” deberíamos tener un buen olfato y sano criterio para identificar quién miente y quien sostiene la “verdad”. Simón Bolívar decía, “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen” Es una gran verdad. Sería iluso buscar culpables de la suerte de nuestro país. Nos merecemos, por ser apasionados, ingenuos, confiados y cobardes para levantar nuestros puños y reivindicar nuestros justos derechos como ciudadanos.
Hoy, los candidatos risueños, cariñosos, bondadosos, un poco más y “Mesías” pretenden comprar la conciencia ciudadana simulando un espejismo a fin de conquistar su voto como el mejor postor. Estas estrategias no son suficientes para entender que las ofertas fuera de toda realidad y lógica pretenden obnubilar el pensamiento crítico del pueblo incauto. Lo que buscan estos diabólicos y peligrosos personajes (no todos) es engordar sus cuentas y de sus familiares para gozar en lo posterior de una vida de ocio, confort y felicidad terrenal, y correrán a disfrutarlo en Miami, guarida de cleptómanos, u otro país.
Los postulantes deben velar porque la dignidad humana sea realidad y no simple retórica. Deberían honrar la Carta Constitucional en la que se consagra los siguientes postulados: el derecho a la vida y a la integridad; el derecho a la salud y a una vida digna; el derecho a la educación; al trabajo y a la recreación; y el derecho a la libertad y a la participación.
Si no sabemos elegir a nuestros gobernantes, estaremos firmando el “Acta de defunción” de nuestra propia vida y tendremos un gobierno cuyo tinte político será la tiranía, la oligarquía y la demagogia. (O)