Dos leyendas de amor / Luis Alfredo Silva Zambrano

Columnistas, Opinión

El Ecuador que debemos conocer

El mes de Febrero, esta dedicado para celebrar el amor y la amistad, por lo que creo adecuado escribir temas, que guarden armonía con lo que se festeja. Pongo a consideración, dos leyendas de amor que fueron contadas, cuando estuvimos en esos encantadores parajes.

La primera, tiene que ver con el amor de dos jóvenes de una comunidad aborigen, del cantón Otavalo, de la provincia de lmbabura. La segunda, se refiere al romance que existió entre una pareja que vivieron en la selva, de la provincia amazónica del Napa.

Una leyenda de la comunidad otavaleña, cuenta que un joven llamado Guatalquí se enamoró de la más bella adolescente de la comarca, Nina Pacha, fuente de luz,. La doncella fue ofrecida en sacrificio al dios Sol para acabar así con una larga sequía que azotó los cultivos. Los jovenes escaparon antes del fatídico evento. Acorralados por la guardia del cacique en la cima de Rey Loma, una pequeña elevación, Guatalquí se encomendó al astro rey clamando por su salvación y la de su amada. Sus pies se transformaron el leñosas raíces, sus brazos en altas ramas y su cuerpo en un robusto tronco. Al mismo tiempo, la delicada niña empezó a desvanecerse, transformada en agua y formó lo que hoy se conoce como La Laguna de San Pablo. Desde ese día las lluvias volvieron y la pareja permaneció unida por la eternidad. El árbol conocido como lechero es uno de los puntos tradicionales y turísticos de la zona».

El Tena, es el lugar donde dos jovenes tuvieron un romance. Esta fue contada sucesivamente por varias generaciones,

“Narra, que hace muchísimos años, cuando los primeros pobladores habitaban rodeados de selva y la vida transcurría entre árboles inmensos y ríos, nacieron y crecieron dos jovenes; el valiente guerrero Pano y la hermosa adolescente Tena. El destino hizo que se conocieran, desde entonces se enamoraron aprimera vista y luego se amaron con frenesí. Cuando los respectvos padres se enteraron de ese amor, mutuamente lo rechazaron. Para poder amarse con pasión, tuvieron que valerse de angaños, especialmente de la estricta vigilancia del padre de Tena, que inclusive lo amenazó de muerte en caso de que volvieran a encontrarse.Tena y Pano no pudieron reunirse más. Ante esa circunstancia, los dos jovenes se enfermaron. Los padres acudieron a los más sabios y experimentados curanderos de la zona, pero no encontraron remedio alguno. Una noche el joven Pano, decidió lanzarse al río que corría en el sector y desapareció. Una luciérnaga, voló a donde estaba Tena y le contó lo ocurrido. Tena también se lanzó a su propio río, esa misma noche. Luego de algunas horas, se unieron los dos y en un abrazo eterno. formaron juntos el río Tena». (O)

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