8 de marzo: ¿Celebración o reivindicación? / Jéssica Torres Lescano

Columnistas, Opinión



Lejos de la Historia Oficial -que rememora a los grandes personajes de la élite en su mayoría hombres- se ha difundido una nueva tendencia de investigación. Se trata de la historia de la cultura popular y de la subalternidad. Esta nueva historia rastrea en las fuentes escritas, orales y visuales la participación activa de quienes estaban excluidos desde la versión de la oficialidad o “de arriba”. Entonces, la construcción de la historia “desde abajo” supone la búsqueda de la participación femenina en los procesos globales y locales.

Es así como, en breves rasgos se mencionarán algunos acontecimientos históricos que pondrán en cuestionamiento la agencia o aquella capacidad de actuar de las mujeres en el siglo XX en un mundo con relaciones de poder desiguales. La lectora y el lector notarán que los sucesos y mujeres que se plasman aquí no son únicos, pero son algunos referentes que nos invitan a repensar el papel de la mujer en la historia y en nuestros espacios cotidianos.

Durante el siglo XX y con la aparición de nuevos espacios de sociabilidad también se incrementaron los espacios de participación de las mujeres. Al pertenecer a un círculo importante de intelectuales locales comenzaron a publicar en revistas, periódicos y muchas de ellas crearon sus propios espacios de producción intelectual. En Ambato, se destaca la figura de Blanca Martínez de Tinajero quien dirigió la Revista Iniciación. Además de convertirse en la primera mujer que escribió una novela en el Ecuador con el título “En la paz del campo” que no solo describía la geografía de la ciudad de Ambato, sino que, además relata las desigualdades de mujeres y hombres.

Más tarde aparecerían más figuras de mujeres como Matilde Hidalgo quien sería la primera mujer en graduarse como bachiller, licenciada y posteriormente como doctora en medicina en 1921. Así como acceder al sufragio en 1924. O Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña organizando la revuelta popular, formando las escuelas indígenas bilingües. O Nela Martínez la primera diputada mujer ecuatoriana que desde los sindicados integran a sus luchas los reclamos obreros.

…así como estas mujeres hay miles de rostros e historias que están en el anonimato. Este recorrido histórico motiva a regresar a la pregunta inicial: “8 de marzo ¿celebración o reivindicación?” Es por demás conocido que, desde el contexto mundial, el 8 de marzo se conmemora desde 1911. Año en el que fueron encerradas y asesinadas una centena de mujeres trabajadoras a raíz de un incendio producido en una fábrica de Nueva York. La protesta obrera dio como resultado grandes modificaciones en la legislación laboral de Estados Unidos. El 8 de marzo recordamos y reivindicamos estas luchas históricas. Y a la vez, celebramos la sororidad, el compañerismo en diversidad. El 8 de marzo nos organizamos para hacer conciencia sobre estos sucesos históricos y celebramos a las mujeres insurgentes y contracorrientes. (O)

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