Vitrales que reflejan la fe y escenas religiosas
El vidrio ha sido desde hace miles de años un elemento importante en las construcciones, sobre todo cuando se convierte en arte religioso en los templos o abadías.
Los vitrales policromados se conforman por el vidrio que ha sido coloreado con óxidos metálicos durante su proceso de fabricación, así se obtienen varias de las tonalidades que permite a las hábiles manos de los artesanos en colocar los colores específicos en sus composiciones, una vez que el vidrio está frío y permite el ensamblado.
El arte de los vitrales data desde la época del Imperio Romano cuando el vidrio tratado se empleaba para objetos decorativos.
Los artesanos en el siglo VII decidieron darle otro enfoque a vidrio, para concentrarse en ventanas y empezaron a ser visibles en las abadías, conventos, y más estructuras religiosas.
En muchas iglesias católicas en Europa los vitrales cobraban más importancia al cursar la edad media, pero, hasta el siglo XII este arte era aún pequeño, porque eran ventanas simples y con marcos de gran grosor en hierro porque los gustos en esa época lo ameritaba y, en ese mismo siglo sucedió que el estilo románico fue reemplazado por la arquitectura gótica, es decir, que en su diseño se incluía muros delgados y delicados y grandes vitrales.
En el Ecuador los vitrales están en varias construcciones y estructuras de importancia, sobre todo iglesias, tal es el caso de la basílica de la Virgen del Cisne.
En su exterior sobresalen los enormes vitrales que dan cuenta de la vida y pasión de Jesús, así como, pasajes de Virgen María cuando ascendió a los cielos y también fue coronada.
La luz natural permite que los vitrales multicolores se iluminen y enciendan el interior del templo para resaltar la pasión de Jesús en las escenas más importantes de su paso hacia el calvario, su resurrección y; así también, la llegada del Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego que se posó en cada uno de los apóstoles para que fueran a predicar la Palabra de Dios por las naciones.
En el interior del templo está la Virgen del Cisne, su figura pequeña fue tallada en cedro en el siglo XVI por el artista Diego de Robles, siendo venerada por los ecuatorianos y extranjeros.
La Virgen también conocida cariñosamente como ‘La Churonita’ yace en el altar mayor, justamente dentro de un pequeño altar que tienen la forma de castillo y es en tono dorado. La Virgen está de frente para que todos los devotos puedan observarla, y en su parte posterior los creyentes pueden llegar hasta ella.
Pese a la pandemia la devoción por ‘La Churonita’ se mantiene, sobre todo, en los corazones de los miles de feligreses que cada año solían llegar hasta ella para orar y sentirla próxima por ser la Madre del Cielo que los bendice. (I)