“Debate” presidencial: Ecuador pende de un hilo / Juan Diego Valdivieso Rowland
Fue todo, menos un debate de ideas y de altura. En el “debate presidencial” del 21 de marzo de 2021, aparte de una “moderadora” nerviosa e improvisada, hubo insultos, acusaciones y frases que luego se convirtieron en tendencia, como la famosa “Andrés, no mientas otra vez”.
Guillermo Lasso, del movimiento Creo, y Andrés Aráuz, de Unes, solo hablaron del pasado y lanzaron acusaciones personales. Fue un espectáculo mediático bien montado y previamente practicado. ¿Dónde quedaron las propuestas para el futuro de este descalabrado Ecuador?
En el debate, Aráuz desprestigió a Guillermo Lasso con descalificativos, por lo que se ganó el “Andrés, no mientas otra vez”. La primera parte del debate la ganó Aráuz. Sin embargo, Lasso remontó y mejoró su papel ya que empezó a rebatir casi todas las acusaciones de Aráuz, aunque no todas. También fue enérgico y atacó a Aráuz cuando pudo.
Lo cierto es que no había mucho que esperar de un debate presidencial organizado por un desvergonzado Consejo Nacional Electoral (CNE), compuesto por vocales incompetentes y nada transparentes. Estimado lector, usted debe comprender que Ecuador no vive en democracia, sino que todo es una falsa ilusión. No olvide el caos posterior al 7 de febrero pasado, el cual probablemente se repetirá ya que hay muchos intereses en juego porque la política es eso, un tira y afloja de intereses.
Por un lado, los intereses del candidato Aráuz y su padre político, Rafael Correa. El privilegiado candidato correísta, que estudió en el colegio más caro del Ecuador, defiende la profundización del “Socialismo del Siglo XXI”, léase el fracasado modelo venezolano.
Ellos quieren instalarse en el poder por varias décadas. Para satisfacer las necesidades económicas para financiar sus ofertas de campaña, existirá una vorágine extractivista de recursos naturales. No habrá petróleo ni minerales que alcancen para satisfacer estas necesidades. El mayor perjudicado será, una vez más, el medio ambiente y toda la población.
Por el lado del candidato opositor, también deben existir intereses. Eso siempre sucede, sobre todo de quienes rodean a los altos cargos del Estado: “los hombres enloquecidos por la plata”, como decía Velasco Ibarra.
Luego de este triste show mediático, queda en evidencia que Ecuador pende de un hilo ya que nos jugamos el futuro el próximo 11 de abril. El modelo correísta busca retornar al Ecuador con un hambre de poder y sed de venganza nunca vistas.
Esperemos que, si gana el candidato Lasso, pueda vencer al autoritarismo y formar un gobierno basado en la libertad y, sobre todo, en la apertura a escuchar a la mayoría de los sectores. Señor Lasso, si accede al poder: escuche a todos y sea transparente. (O)