¿Dónde están los héroes? / Jaime Guevara Sánchez
Los países de hoy ya no tienen héroes como ocurría en siglos pasados. Las fuentes tradicionales de héroes se han secado. Las fuentes se han secado porque los valores e ideas que los héroes personificaron ya no dominan la sociedad. La teoría dice que después de un largo período de erosión, han dejado de ser figuras dominantes.
La palabra “héroe” viene del termino griego “heros” que significa encarnación, personificación de ideas complejos. Sin embargo, desde hace muchísimo año parece que los ideales de alta significación han dejado de existir.
Según algunos entendidos en la materia, el héroe representa una norma socialmente aprobada. Su representación exige satisfacción previa de la sociedad que le distinguió con en ese título. Sobre este punto ¿fue la sociedad de esos años socialmente aprobada?
El héroe es un ejemplo de comportamiento correcto. La clase de hombre que arriesga su vida por proteger los valores de la sociedad, sacrifican sus necesidades personales por los de la comunidad. Sin embargo, por la mitad del siglo veinte, en los países desarrollados, por ejemplo, ya no había comunidades identificables, sino centros tumultuosos, inquilinos inmuebles con necesidades sin fin, muchas veces conflictivas.
El entusiasmo público, o por lo menos la voluntad para reconocer a ciertos hombres como héroes y pagarles con un homenaje apropiado, viene de tradiciones antiguas del héroe guerrero que se remonta a los tiempos de la mitología griega, y más atrás todavía.
En resumen, hoy ya no tenemos héroes, ¿Por qué? Por la corrupción generalizada de políticos, gobiernos y miles de etcéteras. Por la filosofía existencialista. Ya no tenemos aquellos héroes meditados por Freud, por Marx, por Darwin. El lector es libre de elegir su candidato.
La verdad es que ya no tenemos héroes porque los actos de heroísmo han desaparecido; todo es ficción. Y aún si los hubiese, probablemente serían simulaciones de sujetos metalizados hasta la pared de enfrente; negativos hasta para el medio ambiente.
Lamentablemente, es la realidad incontrovertible de la encrucijada problemática del mundo de hoy. Ejecutar algo homérico se ha vuelto un imposible… Pero hay que seguir intentando, seguir luchando, como si fuésemos necios de solemnidad!