Dos testamentos mutuos en Baños. 1886 / Pedro Reino Garcés
Te dejo todo lo que es mío y me dejas todo lo que es tuyo. Seguro que le habrá dicho don Mariano Veloz a su mujer Catalina Pérez antes de pedir que el escribano de Pelileo José Guillermo Cisneros concurra a la redacción de un par de testamentos que dicen ser nuncupativos y abiertos. Esto se da cuando Baños era parroquia de Pelileo en 1886.
Hablando de estos dos testamentos que los he ubicado en el archivo de Ambato, con motivo de incluir en un libro que está ahora en la antepuerta a ser publicado, puesto que el original está listo (formato grande en 285 páginas), he dado con esta curiosidad que al principio me desconcertó, puesto que primeramente leí el testamento hecho por don Mariano, que dejaba todos sus bienes a su mujer. Pero cuando, en cambio leí el testamento de ella, doña Catalina le dejaba todo a su marido, salvando algunas cosillas femeninas. Esto se produce porque declaran que no tuvieron descendencia y dicen no tener parientes, puesto que los dos son inmigrantes: el marido era natural de Tisaleo; y ella, de Píllaro.
Este testamento se refiere a quienes acumularon, con toda seguridad, la fortuna que se evidencia; tuvieron, repito, una de las tiendas donde vendían hasta aguardiente al por mayor, por encargo de los trapicheros. En el caso de la esposa, dice tener 45 años. No se pone la edad del marido pero se ve forzado a testar por haber quedado ciego.
Declara que no han tenido hijos y que no los tiene en otra mujer. En cuanto a bienes dicen que se casaron sin tener “absolutamente nada”, pero que de casados adquirieron los siguientes bienes: “36 varas de largo y 23 de ancho de terreno, más o menos, en el centro de la parroquia de Baños compradas a Vicente y Margarita Veloz, y Purificación Arroba; y unas varas que forman parte integrante de este sitio, regaladas por mi finada madre Catalina Veloz, desde ahora lenguos (luengos) años. Con trabajo recíproco…he construido en este terreno una casa con cubierta de teja dividida en tres piezas, y una casa con cubierta de paja que sirve de cocina; y una tienda con cubierta también de teja con dos servicios y con los respectivos pisos de tabla.
Una porción de terreno de alguna extensión en el centro de la parroquia y señalada en dos trozos por una acequia que se conduce agua a la hacienda de San Vicente, adquirida por compras hechas a Lorenzo Guevara y José Velastiguí. Se la conoce con el nombre de Quinta, y se halla sembrada actualmente de varias hortalizas. “Otra porción de terreno en esta misma parroquia, llamada San José, adquirida asimismo por compras hechas a Vicente Veloz y Rosaura Novoa. Otro terreno… denominado El Hondón comprado a don José Félix Arroba… 2 cuadras más o menos en el fundo conocido como El Baño, en esta parroquia, separadas asimismo por una acequia de uso público, adquiridas, una parte por compra hecha al finado don Ramón Cano, y la otra por cesión gratuita que se me hizo por uno de los curas de la iglesia de este lugar, como bienes pertenecientes a ella y con la condición de que anualmente se ha de gastar lo necesario para la celebración de una misa aplicada a las almas que estén en el purgatorio. En esta parte de terreno, aunque no tengo el dominio directo, pero sí me corresponde el dominio útil, y los derechos al pago de mejoras, caso que quisieran reivindicarla, para que vuelva al dominio de la iglesia: un solar de terreno más o menos en este lugar comprado a Manuel Fonseca, contiguo a los terrenos de Dolores Morales.- Una media cuadra, en esta parroquia, llamada El Chutan, comprada a don José Velastiguí.- Dos cuadras de terreno en Baños, conocidas con el nombre de Fundación de Santa Rosa, empeñadas únicamente y por la suma de 200 pesos, empeño o contrato anticrético que lo celebró el señor cura doctor Arsenio Nicolás Suárez, con la condición de pagarme los valores que constan en las mejoras que se ponga, y de devolverme el dinero, tal cual consta del contrato que se celebró. Para que sea devuelto el contrato, mando que sea estrictamente cumplido en lo que en él se encuentra estipulado. Dos cuadras más menos en los hondones de Pititig, perteneciente a esta parroquia, compradas a José Aquiles Cano, mediante instrumento público. Dos vacas y un toro, una bestia mular, una yegua vaya oscura…(O)