Eliminación de subsidios sincera la economía / Edison Narváez Z.
Los problemas que han mantenido estancada la economía ecuatoriana han sido los constantes privilegios concedidos por los gobiernos de turno a determinados grupos de interés; entre ellos están los subsidios a los combustibles iniciados por la dictadura militar en la década de los setenta, y que sirvieron para generar el contrabando hacia los países vecinos, enriquecer a las élites dirigenciales y acumular el poder económico y político de los que mas tienen. Contrario a lo que muchos creen, los subsidios a los combustibles han sido “ayudas sociales paupérrimas” que han generado distorsiones en la economía como el hecho de adquirir deuda para financiar el déficit fiscal. Evidentemente, los subsidios no han conseguido los resultados esperados por el Ecuador; estos deben tener características de temporalidad para evitar la generación de un derecho adquirido en la sociedad, deben ser focalizados para incentivar a los sectores de menores de ingresos,
Ciertamente, liberar alrededor de $1.500 millones anuales de subsidios al consumo de combustibles es una medida pragmática, porque la misma ha sido postergada por los diferentes gobiernos de turno por el costo político que esto significa.
Más allá de las estimaciones económicas que evidencian claramente el ahorro que tendría el país por la eliminación de estos subsidios (manteniéndolos únicamente en sectores económicamente deprimidos y transporte público), siempre se ha señalado que el costo político de asumir una decisión de ese tipo es tan alto que todos los gobiernos populistas prefirieron mirar hacia otro lado. No obstante, la coyuntura actual del país permitiría al presidente Lasso asumir una decisión frontal sobre este tema.
La eliminación del subsidio a los combustibles es necesario por ser un subsidio ineficiente que ha generado corrupción, impacto en el medio ambiente y enriquecimiento de unos pocos; no obstante, no es suficiente pues es necesario que el país tenga una sostenibilidad fiscal; está pendiente la disminución del inútil gasto corriente y la generación de fuentes de empleo. Importante tener claro que los ingresos generados por la eliminación de este subsidio deben ser utilizados para disminuir los distorsionados impuestos, financiar inversiones en educación y salud, mitigar la extrema deuda (generada en un gobierno de excesos como el de Correa), mejorar el gasto público y sincerar la economía. El Ecuador necesita retornar hacia un camino de responsabilidad fiscal, de desarrollo sostenible y de lucha contra el cambio climático. Desafortunadamente hay sectores antagónicos que no se alinean a esta justa demanda y amenazan con retornar a las violentas y oprobiosas movilizaciones realizadas en octubre 2019. Necesario que los ciudadanos sensatos y comprometidos con el país apoyen cívicamente la gestión de un gobierno que pretende asumir un reto histórico de eliminar esa fuente de desequilibrio fiscal y deterioro ambiental. (O)