Los meses negros / Guillermo Tapia Nicola
Tenemos una visión retenida de un “septiembre” y de un “octubre” negros.
El primero, coincidiendo con los juegos olímpicos de Munich y el segundo, mas cercano a nosotros, en el 2019, en Quito, producto de una movilización indígena “pacífica” que se propuso ser violenta y claro que lo fue.
Los resultados, previsibles, en ambos casos fueron: caos, desazón, agitación, temor, agresión, heridos y muerte.
Paradójicamente ahora, el nuevo líder de la CONAIE, uno de los actores claves de aquel desaguisado no tan lejano al que hago referencia, se llena la boca de nuevas demandas. En realidad (las mismas de hace dos años). Y pretendiendo imponerse o mejor, quebrar la mano al Gobierno Nacional; envanecido se arroga la representación de todos y fija un ultimátum, un plazo de cumplimiento para que ocurran las derogatorias de decretos y la revisión a la baja de precios de combustibles, todo, bajo las mismas justificaciones -no convalidadas- de que generan incremento de costos en la producción agrícola, ganadera, pesquera y acuícola, en la transportación de todo tipo, y, en los insumos, artículos y bienes de primera necesidad en general.
Personalmente me resulta preocupante y molesta la actitud de soberbia y prepotencia del dirigente, porque al expresarse así para con el Presidente de la República, se olvida del respeto que se le debe a la autoridad y pretenciosamente supone -confundiendo la apertura gubernamental y su disposición al diálogo- que está en el mismo nivel.
Se ve a las claras las intenciones que subyacen en este nuevo intento de reclamación.
El Presidente Lasso y su gobierno, deberán obrar con la misma tranquilidad, prestancia y mesura como hasta ahora ha acontecido, pero eso sí, prepararse para -con la ley en la mano- poner coto a improperios y abusos que de seguro vendrán aparejados de las “movilizaciones pacíficas” que se acostumbra y entre telones ya se anuncian.
El País se encamina hacia objetivos claros de una apertura económica que permita superar el estado de crisis y los problemas de liquidez y sobreendeudamiento de que adolecemos, producto de las malas administraciones anteriores. Y todos debemos arrimar el hombro para salir adelante y no el pie, para generar tropiezos y caídas.
Siempre será oportuno un llamado a la reflexión. Al razonamiento introspectivo. A la cordura.
No pretendamos incendiar a un País que apenas si está abriendo trocha para avanzar. Sumemos esfuerzos, ideas, propuestas y caminemos juntos, haciendo cada uno lo que debe y tiene que realizar, para asegurar su crecimiento personal y la superación nacional. (O)