Falsos recuerdos / Alejandra Sánchez Torres
Podemos creer que recordamos bien un evento o experiencia, pero ese pedazo de memoria podría ser falso o estar alterado, se llaman “ fallos de memoria” y todos los tenemos. El estrés es un factor que puede mejorar o empeorar un recuerdo, influenciado por la hormona cortisol. Por el aumento de la activación emocional y el sesgo de atención, nos centramos en los hechos que más cortisol hayan despertado.
Además, el cerebro está condicionado por acontecimientos previos de nuestra vida, para recopilar, procesar y codificar información de forma selectiva según nuestras experiencias pasadas (expectativas, distorsiones cognitivas, creencias transgeneracionales, traumas, etc.). Tendemos a prestar mayor atención a la parte de la historia que confirma nuestra hipótesis, enfocándonos en las fracciones del acontecimiento que reafirman nuestras ideas previas.
Cuanto más se confirman, se convierten en nuestros esquemas de creencias.
Así mismo, el cerebro asocia el recuerdo a las respuestas fisiológicas generadas en el momento, y nuestro cuerpo busca regresar a lo conocido, a lo familiar, es decir, a las mismas sensaciones fisiologías asociadas con el recuerdo, sesgando así nuestra atención.
Por este motivo, cada persona tiene un recuerdo y percepción distinta de un mismo acontecimiento, según sus respuestas fisiológicas, sus emociones y pensamientos surgidos. Para alguien pudo ser una situación que la recuerda con ira, mientras que para otro, la misma situación la puede recordar con gratitud.
Entonces, si nuestros recuerdos están sesgados por nuestra mente ¿Los podemos transformar? ¿Podemos cambiar la manera en cómo percibimos la vida? Claro que SI. Se debe empezar por dar un paso atrás y convertirnos en observadores neutrales de los hechos, reconociendo lo que sentimos en el cuerpo y en la mente. Igualmente, es importante transformar nuestros esquemas mentales desde el subconsciente para que de esta manera interpretemos el presente desde una perspectiva sana y auténtica.(O)