Testimonio sobre el automovilismo: aproximación y potencialidades / Jéssica Torres Lescano
La razón de ser del siguiente artículo es reflexionar respecto a las posibilidades de abordar las competencias automovilísticas desde la investigación histórica. No solo se busca presentar una historia de vida que gira alrededor de las carreras de autos sino examinar las potencialidades del testimonio para establecer una relación entre la memoria oral,espacio y temporalidad. Para hacerlo, abordamos la historia de vida de Juan Saá Sevilla, representante del automovilismo ambateño de mediados del siglo XX.
El inicio profesional de Juan Saá Sevilla no fue propiamente en las competencias de autos, sino en las carreras de coches de madera en 1949. La invitación de un técnico de la Industrial Algodonera le motivó a participar por primera vez en una carrera realizada en el chaquiñán de Pinllo. A los 17 años recuerda que “la vibración del coche de madera no se sentía porque había miles de personas en Ambato siempre en estas carreras y aproximadamente unos 140 a 150 corredores” (En conversación con la autora, 30 de mayo de 2021).
Después de esta primera experiencia, el interés por las carreras se trasladó hacia los autos participando como copiloto en una competencia local. Más tarde, intervino como piloto cuando adquirió su primer auto de carreras. La práctica y el gusto por los carros hicieron que recorra lugares dentro y fuera de los límites nacionales. Juan Saá conserva, entre otros documentos, un recorte de prensa de una carrera que resultó ganador denominada “Las seis horas peruanas”. Se trataba de una competencia de seis horas con dos pilotos, cada uno de tres horas; la prensa lo describe así:
“El coche N. 47, hábilmente conducido por Juan Saá, primero y Guillermo Ortega, después: fue el triunfador de la clase B, teniendo eso si nuestros compatriotas que emplearse a fondo y correr como legítimos campeones para lograr el primer puesto […] consignamos nuestra felicitación a Juan Saá y Guillermo Ortega, pues, son los primeros ecuatorianos que han logrado campeonar en carrera automovilística efectuada en el Perú (Archivo personal de Juan Saá).
En esa competencia recuerda que condujo un carro Austin mini preparado en Inglaterra, auto con grandes ventajas en las partes curvadas por ser pequeño (En conversación con la autora, 30 de mayo de 2021). En palabras de Juan Saá las carreras automovilísticas son “algo fuera de serie, uno se acostumbra a eso”. Retomando el planteamiento inicial, se puede señalar que el testimonio nos ofrece múltiples posibilidades de investigación, por ejemplo, profundizar la transición de la carrera de coches de madera hacia las competencias de autos como parte de la profesionalización de un competidor, asimismo, ahondar sobre la afluencia de los visitantes y pobladores locales en momentos de entretenimiento ocupando espacios públicos, estudiar lo que podría llamarse una red de representantes de competencias automovilísticas en distintas localidades o, explorar la adquisición de autos en el país. Basados en esta panorámica vemos cómo el testimonio puede ser un puente para otras pesquisas. (O)