El PDOT y el PUCS / Dr. Paul Viteri Alban

Columnistas, Opinión

Existen diversos criterios a favor y en contra de la aprobación del plan de ordenamiento territorial (PDOT) y el plan de uso y gestión de suelo (PUCS), algo que muchos de los ciudadanos todavía no traslucen, especialmente sobre su importancia e implicación en el futuro para todos, motivo por el cual he considerado el realizar varias anotaciones sobre este tema. Primero mencionaremos que el PDOT después de su aprobación regirá hasta el año 2050; y, en el caso del PUCS hasta el año 2033, y que dichos planes no son mas que, el conjunto de objetivos, directrices, políticas, estrategias, metas y programas que en el futuro orientaran a todos los Ambateños sobre el desarrollo físico de la urbe, es decir hacia dónde y cómo crecerá la ciudad, como también cual será el uso y utilización que se le dará al suelo en cada uno de los sectores de la misma.

Dicha aprobación, según tengo entendido, se dará a pesar del sin número de observaciones que se vienen realizando, desde la ciudadanía y por parte de diferentes actores de la misma, por ejemplo existe una divergencia por la división mínima de lotes de terreno en la zona rural, que a criterio del consultor, en algunos sectores debería ser de no menos de dos mil quinientos metros, cuando la regla técnica nos dice, que para que una familia de cuatro a cinco personas pueda sobrevivir y obtener recursos del suelo que cultiva, le es necesario un lote de terreno de mil a mil doscientos metros, algo que evidentemente no se tomó en cuenta; además de que, por esta limitación en la división de lotes, existen una cantidad innumerable de propiedades abandonadas, sin escrituras o en litigios judiciales, por las famosas divisiones de boca, esto en especial cuando se trata de bienes intestados, algo que también considero se debía tomar en cuenta, sin olvidarnos de las distintas ofertas de campaña, en las que se llegó a considerar divisiones de hasta diez metros, lo que claro, no tenía sentido alguno.

También se evidencia el hecho de que no existe, una zonificación consolidada del territorio de la ciudad; es decir, no se considera las zonas de expansión urbana dentro de las parroquias, tomando en cuenta, la realidad socio económica de sus habitantes, y sobre todo, no toman en consideración la posibilidad de que los centros urbanos parroquiales rurales, deberían ser ya considerados como zonas urbanas, para que de esta forma se pueda contar con una óptima planificación de obras, y aplicar verdaderos y válidos planes de crecimiento, que de una u otra forma estarían aterrizados a las apremiantes necesidades básicas de la mayor parte de sus habitantes.

Esto en definitiva no se trata de magia; y, el inicio de la solución, pasaría en articular los criterios de la ciudadanía, con los entes técnicos y jurídicos, pero sobre todo por la parte política, que en muchos de los casos, al parecer solo buscarían publicitarse, y no el concurrir a un verdadero dialogo claro, frontal y directo, que sea de beneficio, para todos quienes somos parte de esta ciudad. (O)

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