No puedo vivir sin redes sociales / Mg. Roberto Camana-Fiallos
A propósito de la caída de Facebook, Instagram y WhatsApp, te has preguntado ¿qué sería de la vida sin redes sociales?, seguro entraría en un colapso emocional. Más aún si te dejan con las ganas de publicar, la última foto de selfie o de un mensaje enviado, que quedaron en el camino a la espera de conexión.
De hecho, una estadística muestra, que en promedio un usuario navega más de 50 horas en internet al mes, es decir, 14 horas a la semana. De los cuales el 63% navegan por alguna red social, mientras el 12% visitan sitios web de noticias, educación, entre otros, en tanto que el 25% comparte otras actividades como ver la televisión.
Por lo tanto, la repentina caída de las más populares redes sociales, sin duda cambió por un instante nuestro humor y aumentó la adrenalina, creyendo que la falla fue del celular, algunos lo reiniciaron, le sacaron la batería y por poco lo desarman, pero ¡tranquilos no se termina el mundo!
Sobre todo, quienes viven conectados alguna red social, un minuto sin ellas, se convierte en eternidad, y para liberar la angustia acudieron a Twitter y Tik Tok, para expresar las quejas acerca del mal funcionamiento y el aislamiento virtual. Pues, muchos de nosotros hemos experimentado en algún momento frustraciones y hasta iras.
Pero vamos más a fondo, ¿por qué se cayeron las redes sociales? Todos supondremos, que fue un fallo técnico o por la navegación simultánea de millones de usuarios de todo el mundo. No se hizo esperar los populares memes graciosos, que ironizan al fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, “tranquilos, solo fue una prueba más… de que domíno sus vidas”.
En definitiva, no podemos vivir sin redes sociales, aunque visitemos por un instante para enviar un mensaje corto o actualizar nuestro estado. Este hábito, nos hace dependiente de la tecnología, pues cómo nos relacionamos y reaccionamos, refleja que es imposible vivir sin la virtualidad social. (O)