El Cerebro Humano / Alejandra Sánchez
Detrás de toda conducta, pensamiento o emoción humana hay un cerebro lleno de conexiones neuronales, aprendizajes y creencias. Diversas investigaciones han indicado que nuestro cerebro tiene principalmente tres estructuras que operan cada una con sus propias características individuales: el cerebro reptiliano, el sistema límbico y el neocórtex. Los investigadores mostraron que el cerebro reptiliano es la estructura más antigua, y controla los instintos, se centra en las conductas fundamentales para la supervivencia (hambre, reproducción sexual, sueño, instinto de supervivencia y lucha). Por otra parte, el sistema límbico, tiene una respuesta más emocional y fisiológica, es la parte de nuestro cerebro que detecta y evita las sensaciones desagradables y busca las agradables, es la parte que da el matiz emocional al procesar la información. Estas dos partes del cerebro trabajan interconectadas y tienen la característica de ser rápidas, automáticas e inconscientes. Finalmente, el neocórtex se considera el cerebro moderno y ejecuta las funciones cognitivas cómo el razonamiento, pensamiento avanzado, inteligencia.
Basándonos en cómo funciona el cerebro es importante darnos cuenta de que el tipo de conducta que predomina en nuestro día a día proviene únicamente de nuestro cerebro reptiliano y sistema límbico, es decir, somos reactivos, impulsivas y actuamos ante las situaciones desde el subconsciente, en automático. En una vida llena de prisas, miedo, estrés, y facilidad nos hemos olvidado de utilizar en el día a día el neocórtex que nos permite parar, presenciar la experiencia, reflexionar y actuar.
El neocórtex necesita un poco más de tiempo para procesar la información por lo cual es imprescindible educar al cerebro y dotarle de herramientas que le permitan modular y gestionar los primeros impulsos procedentes del sistema instintivo emocional. Además, el neocórtex es la parte creativa de nuestro cerebro, en donde podemos soñar, planear y ejecutar. La buena noticia es que podemos entrenar a nuestro cerebro a modelar las respuestas intento emocionales y así acercarnos más a la vida que deseamos llevar. Si vivimos en supervivencia, en miedo, en preocupación, no le damos espacio al neocórtex de crear, de expandirse. (O)