La compasión / Dr. Guillermo Bastidas Tello
La piedad, compasión, misericordia, clemencia están en contradicción con las emociones estimulantes que elevan la energía, el carácter del sentimiento vital, producen desgraciadamente un efecto depresivo.
Con la compasión engorda, se hincha, crece y se quintuplica la pérdida de fuerzas y debilidad que en sí el sufrimiento cotidiano aporta ya a la vida.
El sufrimiento, la angustia, la tristeza se hace contagiosa por la misericordia: en ciertas circunstancias, con la compasión sumisa se puede
llegar a una pérdida de energía vital, el progreso y desarrollo.
La compasión dificulta la ley de la evolución, que es la ley de la selección natural. Conserva lo que está pronto a morir y mantiene en vida una cantidad de fracasados, frustrados arruinados de toda alcurnia, da a la vida misma un aspecto hosco, huraño ceñido, amargado y misterioso. La compasión es una forma de humillación y debilidad. Es la negación de la vida.
La compasión tiene en sus entrañas un instinto depresivo y contagioso dificulta el progreso y diseño de los instintos que tienden a la conservación y al aumento de valor de la vida; la compasión es una multiplicadora de la miseria que permite el incremento de la decadencia.
Aristóteles vio en la compasión, como es sabido, un estado de ánimo morboso y peligroso, que fuera bueno tratar de cuando en cuando con un purgante; consideró la tragedia como una catarsis.
La compasión en la terapia cognitivo conductual es un comportamiento dirigido a eliminar el sufrimiento y a producir bienestar en quien sufre. Es fundamental para lograr la calma y el bienestar y evidentemente potenciar nuestras relaciones sociales. La autocompasión se refiere a como nos comportamos con nosotros mismos cuando las cosas no nos salen bien y tiene un efecto terapéutico en la vergüenza y la autocrítica. Puede ser necesario construir y desarrollar la compasión como terapia rehabilitadora, no como una debilidad absurda de los derrotados y
fanáticos.
La compasión tiene connotaciones negativas en español, porque parece implicar menosprecio hacia quien sufre. Muchos nos plantearíamos que no queremos que sientan compasión hacia nosotros. Si somos capaces de entender que la compasión es totalmente contraria a que el otro se sienta menospreciado, podremos comprender a qué tipo de emoción y comportamiento nos construye o nos aniquila. (O)