Volver a las aulas, ¿sí o no? / Fabricio Dávila Espinoza
Después de un año y casi ocho meses de la suspensión de clases presenciales, los estudiantes ecuatorianos regresarán gradualmente a las aulas el próximo lunes. Aunque, las actividades laborales, recreativas y turísticas se retomaron hace mucho tiempo, como era predecible, este anuncio cuenta con detracciones y aplausos.
«A partir del día de mañana se suspenden las clases de todo nivel, en todo el territorio nacional, mientras se analiza la evolución del virus». Esta noticia dada por la ministra de gobierno de turno, María Paula Romo, mostró la gravedad de una situación que más tarde se convirtió en tragedia.
Una vez que fueron superados los momentos más duros de la crisis sanitaria, el intento de regresar a las aulas apareció meses atrás. La actual ministra de Educación, María Brown, el 2 de junio de este año presentó un plan para la reapertura progresiva y voluntaria de los planteles educativos. Muchas instituciones acogieron este protocolo, pero la inmensa mayoría continúa como al inicio de la pandemia. Ahora que el retorno deja de ser voluntario hay dudas sobre el acierto de esta decisión.
La medida es viable, a decir del gobierno, gracias al plan de vacunación. En efecto, los docentes estuvieron entre los primeros en recibir la vacuna. También, muchos estudiantes han recibido por lo menos una dosis. Pero, la presencialidad comprende más elementos. Una de las primeras inseguridades para la vuelta de los estudiantes tiene que ver con las condiciones físicas de los planteles educativos. Es conocido que algunos se encuentran en condiciones desfavorables.
Hay estudios según los cuales la población joven e infantil tienen una tasa de contagio menor con relación a los adultos. Igualmente, existen experiencias previas de países como Australia, Irlanda, Singapur, Corea del Sur,… donde el número de niños contagiados después de asistir a la escuela es bajo. Al parecer, la apertura de las aulas no aumentó los casos positivos en estos lugares. Sin embargo, en el Reino Unido la apertura de las escuelas trajo nuevos brotes. Cosa parecida sucedió en la India.
A medida que exista más personas en espacios públicos será posible observar la evolución de la pandemia en el Ecuador. Queda claro que, la responsabilidad sanitaria una vez más está en manos de la ciudadanía en general. No obstante, se mantiene abierto el debate sobre la sensatez de esta medida. El tiempo se encargará de juzgar. (O)