Hacer la diferencia / Andrea Manjarrez Ocaña
El Ecuador, un país maravilloso y encantador decorado de belleza natural, con una biodiversidad múltiple de gente amable, emprendedora y perseverante; que en los últimos tiempos se ha visto manchada de sangre por la violencia evidenciada en diferentes espacios, mostrando el otro lado de la moneda, protagonizando titulares dolorosos alrededor del mundo, dando como resultado lágrimas derramadas, familias desechas, incertidumbre, intranquilidad, nos quitaron la paz aquellas almas rotas, que no dejan de multiplicar su maldad por doquier. Que triste es ver que nuestros corazones se blindaron de impotencia, de dolor, indiferencia, se contagiaron de la problemática y nos adentramos en un ambiente de desconsuelo, depresión, preocupación. Continuamos con una venda en los ojos, sin hacer nada mientras aumenta el índice de violencia intrafamiliar, suicidios, delincuencia, violencia física, psicológica, de género, sicariato, discriminación, ocasionado por el odio entre hombres y mujeres, entre personas buenas, mientras que esta batalla es entre el bien y el mal.
Recordemos que la única salida es contrarrestar todo lo negativo con acciones positivas, bondad, alegría, trabajo, no seamos parte del montón, seamos parte de la solución, aminoremos los problemas sociales aportando desde nuestro metro cuadrado, desde nuestra realidad, desde nuestra trinchera; denunciemos los delitos, no seamos invisibles, actuemos, manejemos nuestro amor propio y el amor al prójimo para que a través de tolerancia y empatía logremos cambiar el futuro, actuando de mejor manera en este presente escabroso, ya sobrevivimos a una pandemia, el planeta se paralizó y ahora estamos aquí, para en un mundo caótico Hacer la diferencia… (O)