La garantía motiva las compras, no solo el descuento / John Tello Jara

Debido a la oferta de productos que en muchos casos desconocemos su procedencia (me refiero al país de origen o empresa productora) y el componente o sus partes, los clientes se están blindando a través de la garantía por escrito al adquirir un producto.

Me indicaba Carlos que junto a su esposa Beatriz se acercaron a comprar una secadora en una distribuidora de Ambato, como es lógico me dijeron que estaba ante “la mejor secadora del mundo” supo manifestar mi amigo, quien vio los componentes, el “made in”, acordó el precio que por motivo del “viernes negro” estaba con descuento especial, pero antes de comprar pidió la garantía y le supieron manifestar que le daban un año, pero que no se hacían responsables debido al mal uso o a las variaciones de voltaje.

El buen uso del producto va a depender de la asesoría que le brinden en el local comercial para poder operar el bien adquirido, como encenderlo, tiempo de calentamiento, cuanta ropa administrar en el proceso, como desconectarlo, como cubrirlo, el sitio en el cual se lo debe ubicar dentro de la casa, etc.

Mi amigo le dijo que, previo pagar el valor del producto, necesitaba la garantía por escrito especificando la marca, el número de serie y en general de sus componentes, aspecto que no accedieron los vendedores, simplemente porque no tenían ese documento con el formato solicitado.

Carlos me comentaba que al comprar productos cualesquiera que sean estos y más que todo los de la línea blanca, cuando son de dudosa procedencia, tienden a fallar o dañarse y no existen repuestos en el país, por lo cual el momento de la venta indudablemente los motivadores dan las mejores referencias de ellos e indican de forma verbal que la garantía es por lo general de un año, pero en la práctica cuando queremos ejecutar dicha promesa, se queda solo en eso, un ofrecimiento.

Entreguemos productos con garantía, cuando produzcamos en Ecuador, en nuestra provincia, que la calidad de los insumos, el control de calidad, el uso de los bienes, esté a la altura de nuestra presencia empresarial. (O)