Otra vez el aborto / Esteban Torres Cobo

Columnistas, Opinión

Nuevamente la Asamblea Nacional tiene en su manos la discusión más polémica y compleja de todas: el aborto, en este caso, por violación. El antecedente, sin embargo, es distinto al que se vivió hace algunos años. Antes, y en una reforma al Código Orgánico Integral Penal, se discutió una reforma al artículo 150 que establece los casos en los que el aborto no está penalizado. Se buscaba ampliar las causales y las propuestas llegaron al extremo de hablar de aborto por malformaciones y hasta condiciones de pobreza. Fue la primera vez que se trataba en el seno del poder legislativo este tema y el resultado fue el esperado: no hubo votos para aprobar la nefasta propuesta.

Hoy el escenario es otro. Parte de una sentencia de la Corte Constitucional donde se despenalizó el aborto en casos de violación a partir de un caso concreto y que concluyó con el mandato a la Defensoría del Pueblo de presentar a la Asamblea Nacional un proyecto de ley en ese sentido para que ésta lo conozca y lo discuta. Sucedió lo que todos pensamos: los grupos extremistas aborteros y las oenegés financiadas por la multinacional del aborto Planned Parenthood manejaron el texto y presentaron a los legisladores un texto que ni siquiera se ajustaba a la sentencia de la Corte Constitucional.

¿Qué resolvió la Corte Constitucional? Que se proponga un texto a la Asamblea donde se arreglen dos nudos críticos: la semana hasta la que podría abortar y la forma jurídica de acceder al aborto luego de que (supuestamente) hubo una violación. Nada sencillo, sin duda, pero al menos se esperaba un intento de precisar lo que quedó inconcluso. Sin embargo, no parece que los grupos extremistas aborteros quieran ceder ni un poco. Insisten en que no existan plazos y que la única forma de asesinar a un ser humano inocente (porque en resumidas cuentas eso es lo que sucede) sea llenando un formulario en hospitales y centros de salud indicando en un cuadro hecho en Excel que se dio una violación.

Ahora, el futuro de ese extremo proyecto no pinta bien. Ni los que están de acuerdo con el aborto en casos de violación apoyan el texto de la Defensoría del Pueblo que pasó sin cambios ya como Informe de Primer Debate. Quizás se repita lo sucedido en el último debate hace dos años: que no hayan votos para aprobarlo. Los legisladores, por lo demás, tienen todo el derecho de votar como quieran. No existe obligatoriedad alguna de aprobar algo. La sentencia ya es parte de los elementos que alumbran la sana crítica de los jueces, incluso sin ley. (O)

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