Monigotes y economía / Editorial
El nuevo año (2022) está cerca y la celebración del mismo, tiene relación a una tradición, donde, a través de figuras, sean personajes políticos, actores, dibujos animados, equipos de fútbol, entre otros, son quemados en calles y avenidas, por motivo de despedir el año y comenzar con nuevos rumbos.
Según explican especialistas en sociología y psicología, la quema de años viejos, a través de figuras, evocan un sentimiento a una pasión o gusto que la persona presenta; es decir, es la relación de un tema, sea de carácter deportivo, musical, político, entre otros aspectos, para representar su adiós a una temporada mala o positiva, dependiendo lo que pasó el individuo.
No obstante, la elaboración de monigotes para otras personas, representa una oportunidad laboral para tener un rédito económico, teniendo un ingreso de dinero y generar opciones de trabajo a otra gente. Esto, en Ambato, ha sido la tónica por temporada en las principales avenidas de la urbe, así como en otras ciudades de mayor población.
Un ejemplo de esto es Guayaquil, ciudad costera que, por años, ha tenido una calle de renombre, donde se evidencia monigotes gigantes, fabricados y armados a mano por artesanos que, durante todo un año, la venta de uno de sus productos representa un ingreso, acorde a pagar demás servicios básicos y qué mejor que esto se reactive, pese a la crisis sanitaria. (O)