Dictadura sanitaria / Esteban Torres Cobo

Columnistas, Opinión

Parece broma pero no lo es. Todas las teorías conspirativas y las supuestas locuras que hace meses se ventilaban en redes sociales y canales oscuros de Youtube parece que no estaban tan lejos de lo que estamos viviendo y de lo que puede venir en virtud del coronavirus y todas sus cepas y mutaciones.

Ahora ya están impuestas restricciones para vivir, viajar y todo tipo de actividades para quienes no se hayan vacunado. Y ya no se trata solo de la famosa primera y segunda dosis: si no quieres inocularte por tercera, cuarta y hasta quinta ya puedes pasar a engrosar las filas de los excluidos. A diario se silencian cuentas en redes de todos aquellos, especialmente doctores, que se atreven a opinar en contra de lo que ciertas élites defienden a rajatabla.

A un respetable y conocido doctor de Los Ángeles que se atrevió a decir que el omicron es la verdadera vacuna que la naturaleza produjo (y que ninguna farmaceútica pudo inventar) para combatir el virus salido de un laboratorio y expandir la inmunización colectiva ya le cerraron algunas cuentas, especialmente en Twitter. Y las pruebas de lo dicho, a la mano: rarísimas hospitalizaciones e intubaciones (en el Ecuador no hay un solo caso de omicron con esas consecuencias) y una velocidad de contagio que, en el fondo, inmunizará a gran parte de la población.

Pero no faltan líderes de opinión y políticos que ya no saben cómo vivir en un mundo sin virus. De nada sirven Constituciones, leyes y parlamentos cuando de imponer restricciones se trata. Quizás el caso más emblemático fue el de Estados Unidos, dónde tuvo la justicia que tumbar absurdos mandatos de imponer la vacunación en funcionarios públicos so pena de ser despedidos.

¿Hasta qué punto vamos a perder la cordura y el sentido común? ¿Obligar a la gente a que se vacune cuando, en su interior, tienen todo el derecho de negarse a vacunar con una vacuna sobre la cual no tienen todas las certezas de efectividad? Y lo dice alguien que sí se ha vacunado, como yo, pero que entiende también las dimensiones de la libertad y la determinación personal. Pero resulta que ahora y en nuestro país hay liberales, falsos libertarios y filósofos de albañal que tuvieron que esperar a la pandemia para sacarse las caretas. Ojalá lo antes posible despertemos de esta incipiente dictadura sanitaria. (O)

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