Invalidación Emocional / Alejandra Sánchez
Es muy probable que alguna vez hayas escuchado y dicho frases como “no llores por esa tontería, estás exagerando, no es para tanto, eres demasiado sensible”, lo que en realidad se está haciendo es invalidar las emociones. La invalidación emocional quita importancia a las emociones de una persona, ya que le hace pensar al individuo que la emoción que siente en cierta situación es exagerada o incoherente. Cuando no se nos permite sentir a plenitud nuestras emociones al momento en que éstas surgen, no podemos aprender a gestionarlas. Gestionar las emociones es un aprendizaje fundamental para relacionarnos con nuestro entorno de manera adecuada. No obstante, regular las emociones no es un aprendizaje innato, sino que vamos desarrollando conforme las experiencias que tenemos desde pequeños, conformando nuestro repertorio conductual y emocional en función a la emoción que demande la situación. Si desde niños no nos permiten sentir ira o tristeza, no tendremos los conocimientos para gestionar dichas emociones, así mismo, como adultos entre más rechacemos nuestras propias emociones más nos van a abrumar.
Por lo tanto, resulta muy importante comenzar a validar las emociones desde que somos niños, para de esta manera relacionarnos con el entorno de manera saludable, recordando que las emociones son reacciones a lo que estamos viviendo y son procesos naturales de nuestro cuerpo; experimentarlas es algo por lo que pasamos absolutamente todos los seres humanos. Además, al comenzar a validar nuestras emociones y las de los niños, se desarrolla la empatía, puesto que al permitir reconocer en nuestro interior lo que sentimos será más fácil percibir lo que los demás sienten. Para empezar a validar las emociones, hay que dejar de juzgarlas como buenas o malas, simplemente son expresiones ante distintas circunstancias, así que lo mejor es aprender a expresarlas y darles el espacio para que las procesemos. (O)