El turno del Registro Civil / Fabricio Dávila Espinoza
Una entidad más se suma a la lista de instituciones públicas en crisis. Es el turno de la Dirección Nacional de Registro Civil, Identificación y Cedulación, que fue declarada en emergencia, el pasado 22 de abril.
La versión oficial señala que, este anuncio tiene la finalidad de agilizar los procesos de contratación para atender la demanda ciudadana. Para el resto de ecuatorianos, la verdad es otra, posiblemente, las bodegas están vacías.
El Registro Civil fue creado el 29 de octubre de 1900, cuando Eloy Alfaro, presentó un proyecto de ley, para regular el registro de matrimonios civiles, nacimientos y defunciones. El primer director fue Manuel Calle. Actualmente, esta institución está adscrita al Ministerio de Telecomunicaciones.
Ante la evidente falta de materiales, se redujo el cupo diario para la emisión de cédulas y pasaportes. Si bien, la escasez de materia prima no es un problema exclusivo del Ecuador, sino de todos los países, hubo que esperar su agotamiento para apenas agilizar la compra. Parafraseando el refrán: “gobierno precavido, vale por dos”, en nuestro caso, lamentablemente, el dicho está lejos de cumplirse.
Entretanto, el organismo estatal responde con un decreto que permitiría “aumentar la disponibilidad de turnos dentro de 60 días”, cubriendo la “sobredemanda de usuarios por efectos de la pandemia”. Cuando se trata de justificar retrasos, el Covid-19 continúa siendo la mejor justificación posible y así será por mucho tiempo. Adicionalmente, se plantea extender la validez de las cédulas caducadas hasta el próximo 30 de junio. Lo mismo sucederá con el certificado de identidad y estado civil. No queda claro para qué, si no hay materiales suficientes, pero el anuncio dice que todas las agencias atenderán en horario extendido hasta el 28 de mayo.
La crisis del Registro Civil es una constante casi generalizada en las instituciones del Estado: no existe placas para vehículos nuevos, tampoco hay medicinas en los hospitales, un número importante de estudiantes no tienen donde iniciar sus clases en la Costa, la Policía Nacional cuenta con escasos recursos para combatir el crimen organizado, los centros de atención médica privados no quieren recibir más pacientes procedentes de la atención pública, entre otras realidades.
Cuando esto y mucho más sucede en el país, el gobierno distraerse su atención y gasta sus energías en discusiones sin sentido y evocaciones al pasado inútiles. El primer año del señor Lasso transcurrió rápidamente. Ahora resulta vital realizar un giro en la forma de hacer gobierno.