UNA JUSTICIA SIN ROSTRO / Paúl Viteri Albán
Todos los días, en los medios de comunicación y redes sociales, vemos la inaudita forma como varios de los operadores de justicia de nuestro país, otorgan medidas sustitutivas y por consiguiente, devuelven nuevamente a la calle a peligrosos delincuentes que han sido detenidos por parte de la Policía Nacional en el cometimiento de delitos flagrantes, claro y como es de esperarse, esto resulta preocupante, alarmante y angustioso para el resto de la ciudadanía, que impotente no puede hacer absolutamente nada al respecto.
Entonces, resulta imprescindible preguntarnos ¿será, que muchos de estos operadores de justicia o representantes de la Fiscalía, al no formular cargos, tomaron o no estas decisiones bajo intimidaciones o amenazas? Porque al parecer al Consejo de la Judicatura, se le ha olvidado que muchos de los referidos servidores judiciales son padres, madres, hijos, hermanos, abuelos o nietos de alguien, y por consiguiente, en algún momento del ejercicio de sus delicadas funciones tendrán temor por posibles represarías contra sí mismos o contra alguno de sus seres queridos.
Me imagino, que ya se olvidaron del Juez que conoció un proceso por presunto delito de delincuencia organizada, en el que tres de los sospechosos le dijeron “tienes tres opciones para actuar o te atienes a las consecuencias”, al igual que al Fiscal que fue amenazado por la red whats app, cuando investigaba a una banda que asaltaba a los clientes afuera de las instituciones financieras.
Debido a todo lo mencionado, en el vecino país Colombia en la década de los noventa el ex presidente Gaviria como parte de la lucha contra los poderosos carteles de aquella época, generó cinco sedes jurisdiccionales en Bogotá, Cali, Barranquilla, Medellín y Cúcuta provistas de cinco magistrados de la Corte Nacional como última instancia, doce magistrados de Tribunal y cuarenta y nueve jueces y juezas de fallo inicial “SIN ROSTRO”, mismos que contaban con una cortina de sigilo que permitía al funcionario ocultar en todo momento su fisonomía, incluso distorsionando su voz con modernos sistemas electrónicos “para la época” cuando tenía que interrogar a los procesados.
En definitiva, los Jueces y Juezas sin rostro fueron parte de un sistema de justicia especializada para el juzgamiento de ciertos delitos que cuentan con una expresa complejidad; y, surgió como una respuesta ante la imposibilidad del estado de brindar o garantizar la seguridad de los operadores de justicia, logrando además total imparcialidad sin violentar los derechos de los procesados, es evidente, nuestro famoso y aclamado por muchos modelo de justicia ha fallado, y considero llegó el momento de innovar antes de que el tema se salga de control.