Mis derechos y tus derechos / Fabricio Dávila Espinoza
Los
derechos personales terminan donde comienzan los derechos de los demás, es
decir, libertad de los otros cesa donde empieza la libertad propia. Pero, estas
verdades son dejadas un lado fácilmente, para transformar los intereses
particulares en materia de protección, sobre los derechos comunes.
El Ecuador enfrenta otra vez un paro indefinido convocado por la CONAIE y otras
organizaciones de menor rango. La invitación fue para llevar a cabo una jornada
sin sobresaltos. Sin embargo, no tiene nada de pacífica. Al contrario, hay
represión, vandalismo, destrucción de bienes públicos, invasión a propiedades
privadas, imposibilidad de transitar libremente, pérdidas económicas, personas
detenidas,…
Las demandas al gobierno tienen que ver con la reducción de los precios
actuales de los combustibles; la moratoria de las deudas en la banca pública y
privada; la fijación de precios justos en los productos del campo; la creación
de empleo; el respeto a los derechos colectivos; la no privatización de los
sectores estratégicos; el control en los precios de los productos de primera
necesidad; la lucha contra la inseguridad; entre otras cosas.
Este pliego de peticiones al gobierno es legítimo, aun así, no les faculta
impedir el regreso a casa de miles de ciudadanos que salen temprano porque les
toca trabajar y tienen derecho de llegar a su destino de forma tranquila y
segura. La resistencia frente a las medidas gubernamentales que creen
inoportunas, no les da licencia para impedir que compatriotas o extranjeros
lleguen al aeropuerto para emprender un viaje imposible de reprogramar o que
los enfermos luchando contra padecimientos graves no acudan al médico. La
protesta contra el régimen es un derecho que no les autoriza a cerrar los
comercios de ciudadanos que quieren trabajar. La lucha por su derechos no les
blinda para infligir la ley, paralizar servicios públicos, destruir la
propiedad privada, amedrentar a la población,…
Los derechos a la protesta terminan cuando empiezan derechos de las otras
personas a circular libremente. Los derechos a paralizar el país concluyen
cuando comienzan el deseo o la necesidad de ir a la escuela, a la universidad,
al trabajo, al hospital o fuera del país. Los derechos de la lucha indígena
terminan cuando el resto de la población está decidida a desafiar la crisis
social, política y económica del país de forma diferente. Los derechos de los
que protestan con violencia acaban donde comienzan los derechos de los que
anhelan la paz.