PONERSE AL DIA EN QUINCE MINUTOS. / Guillermo Tapia Nicola
No hasta hace mucho, ser juicioso y acceder a los tabloides para informarse y estar enterado de lo que acontece en el terruño, la capital o el mundo, era una costumbre sana que tomaba más allá de quince minutos, mientras se aguardaba que llegue el “Diario” a casa, o que te desplaces a la tienda del barrio o al más cercano voceador de periódicos y revistas, por él.
Más que una costumbre, era una necesidad.
La noticia era base o fuente de conversación y diálogo entre amigos, colegas o profesionistas. Invitada en toda ocasión. Comensal de todas las mesas y visitante de la sillonería dedicada al descanso, también.
Hablar, de estar suscrito a un periódico de la localidad, no se diga a uno de circulación nacional, era -hasta cierto punto- una suerte de estatus apetecido.
Los miles de ejemplares que circulaban a diario, eran, de otra parte, material de reciclado. A tal punto que, más de una ocasión se podían leer las noticias, pegadas con engrudo a las paredes simulando papel tapiz, o sujetando alguna compra de barrio, de aquellas que acontecían al paso, sin mayor recato ni prudencia, para sostener un pan, una pasta, un confite o un poco de caramelos. En fín, para movilizar no solo la palabra, sino también el alimento.
Otras tantas, servían como sombrero para cubrirse de sol o de lluvia. Por igual, para ayudar en la sanación de un quebranto de salud, como abrigo esencial sobre algún ungüento para calentar el pecho y la espalda. Incluso, como elemento distractor y amenazador de insectos, perros y gatos, entre otros asiduos visitantes hogareños.
Pero, a lo que nos ocupa. Hoy, las personas y sobre todo los jóvenes, pasan buena parte de su tiempo en las redes sociales y, aunque esa práctica ya no es tan noticia o novedad, desde otra óptica si lo es, porque es allí precisamente en donde consumen o acceden a las noticias con mayor velocidad y casi sin limitaciones.
Lo evidente y actual es que no sólo la lectura noticiosa se alimenta, nutre y socializa en las redes, sino que las elecciones de autoridades de los países, se anclan con predilección, también en ellas y, su nivel de alcance informativo y sugestivo es, cada vez, mayor y efectivo.
Los youtubers, han proliferado y con ellos, los contenidos noticiosos influyentes, de los que se apropian políticos y especialistas, en tanto están dirigidos, segmentadamente, a nuevas y viejas generaciones. Pero no solo este sector. El periodismo deportivo ha movido sus fichas hacia estas particulares formas de socialización noticiosa, y han logrado tendencias interesantes y seguidores múltiples.
En respuesta a lo dicho, miles de periódicos han desaparecido y con grandes rótulos se destaca que, las redes sociales están remplazando a los sitios de noticias entre las audiencias jóvenes y las no tan jóvenes, como ya veremos más adelante, porque incluso, las emisiones televisivas, de a poco, rehúyen la sobrecarga informativa y se vuelven más laxos, proclives a la información de impacto, más ligera y menos detallista, de modo que, se abunda en reiteraciones noticiosas de un mismo tema, para intentar ser orientación de seguimiento o atención.
Lo cierto es que los jóvenes y los no tan jóvenes, cada vez más, se muestran escépticos frente a los medios y formatos tradicionales y prefieren presentaciones audiovisuales, cortas, dinámicas y ligeras.
El resultado no es otro que el que ya se ha dicho: periódicos desapareciendo y los pocos que aún batallan por estar de pie, disminuidos sustancialmente en sus tirajes, han modificado su estructura y están permanentemente tratando de reinventarse… para subsistir.
Las noticias se leen, en menos de quince minutos, aunque lo que único que se recuerde sea el título y una que otra imagen. La libre interpretación y el comentario de boca en boca, se encargará de agrandar la información y volverla tendencia “no verificada”, pero tendencia, al fin.