Enfermedad “única” / Klever Silva Zaldumbide
De acuerdo a los fundamentos de la Medicina Tradicional Oriental, tiene trascendental importancia la distinción personalizada de las enfermedades, es decir, que siendo el individuo “único”, también su enfermedad es “única”. En la Medicina China, existe una clasificación integral, un poco diferente. Por ejemplo, las personas que tienen debilidad energética pulmonar, del intestino grueso y sus meridianos correspondientes, también presentan diversos problemas que están asociados a este eje funcional. Generalmente son pacientes delgados, pequeños, pálidos, faltos de apetito, de espaldas no muy anchas y nariz larga. Sus manos son largas con mala calidad de uñas y con dedos apretados y lisos. Manos y pies fríos, sudorosos y de cierta coloración violácea. En la adolescencia son los que con mayor frecuencia tienen acné. Suelen ser nerviosos, de “sudoración fácil” con poco ejercicio o transpiran espontáneamente, en especial la noche, son gruñones, intolerantes, distraídos, inquietos e indecisos, de humor triste, pesimistas y melancólicos. Las enfermedades más frecuentes de la deficiencia de energía de pulmón están relacionadas con la vulnerabilidad de estas personas a nivel de los aparatos respiratorio y digestivo, pero también de la piel y del sistema linfático. De manera que encontraremos una clara tendencia a desarrollar cuadros infecciosos: gripes frecuentes (a veces por la simple exposición al frío o a las corrientes de aire), bronquitis, laringitis, sinusitis, rinitis o procesos bronquiales asmatiformes a repetición. A menudo asociado con problemas crónicos en colon, cuyos síntomas pueden alternar la diarrea con el estreñimiento. Pueden tener eczemas, urticaria, hiperreacción a las picaduras de insectos desde la primera infancia, micosis, etc. A menudo presentan enuresis. Por su fragilidad linfática aparecen con frecuencia adenitis (inflamación de los ganglios linfáticos). Su incompetencia inmunológica hace que posean un componente alérgico y una vulnerabilidad a los agentes climáticos, atmosféricos (frío, ceniza volcánica, lana, polen, polvo, etc.), a ciertos alimentos entre otras. Pagan con alergias de todo tipo. Temen al frío, que penetra sin misericordia en sus frágiles pulmones, y que suelen sentir especialmente en el pecho, los hombros, la cabeza y los pies. Cuando estas características son muy marcadas, la vida puede llegar a transformarse en un peregrinaje de médico en médico para paliar los diversos problemas de salud que suelen tener y que comprometen aún más su precaria situación energética. Las madres de estos pacientes se convierten en auto prescriptoras y ya no asisten al especialista.
La mejoría del paciente es progresiva pero definitiva ya que sus defensas mejoran y la resistencia y/o tolerancia hacia los fenómenos o factores que determinaban el aparecimiento de sus síntomas es cada vez mayor, el período entre una reagudización y otra se prolonga, la severidad de las reagudizaciones va disminuyendo en intensidad y gravedad.