El Ecuador que debemos conocer: Las Playas de San Jacinto y San Clemente / Klever Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión

Posiblemente, por los divinos paisajes que presentan, dos hermosos balnearios marinos ubicados, en las maravillosas playas de La Provincia de Manabí, se utilizaron para denominarlos nombres de los santos; Jacinto y Clemente.

Para ir a esas preciosas playas, se parte desde La Ciudad de Portoviejo, por la carretera que conduce a la cabecera cantonal Chone, pasando por el recinto Sosote, que ofrece a los turistas, bonitas artesanías, trabajadas en tagua, y sabrosos platos típicos. Luego se atraviesa Rocafuerte, cantón que se caracteriza, por las variadas golosinas que hacen, que ponen dulce a la vida.

Dejamos la carretera para tomar otra, que va a la atractiva e impresionante Ciudad de Bahía de Caraquez. En el trayecto se observan, varios cultivos de arroz, que semejan una gran alfombra verde, adornada con el color blanco del plumaje de las garzas, que se posan, en el encantador entorno.

Luego asoma, una enorme y árida sabana, con árboles de ceibo, que aparecen de trecho en trecho, en la inmensidad del paraje. En el camino existen varias poblaciones como los recintos San Eloy, San Andrés, Cañitas, y la parroquia de Charapotó; alegres pueblos manabitas, con pobladores dedicados a la agricultura, artesanías y activo comercio

Las camaroneras, que cubren varias hectáreas del sector, indican que el mar está cerca; en pocos minutos, se llega a San Jacinto; un pueblo florido, donde abundan las bugambillas o veraneras, que sobresalen por encima de los portones, de las pintorescas villas, que existen a la entrada de la playa.

Hay varias edificaciones modernas y antiguas, que están junto al mar; muchas son ocupadas como viviendas particulares; hoteles, que ofrecen un buen hospedaje, y restaurantes, que venden la sabrosa comida manabita, a base de mariscos y pescado.

La baja marea, permite contemplar, una gigantesca playa que avanza hacia el mar, descubriendo una fabulosa plataforma submarina, con fuertes olas, permite tomar un emocionante baño, bajo un cielo intensamente azul, por donde vuelan bandadas de aves marinas, que atraen a los turistas.

A poca distancia, de San Jacinto, está San Clemente; un agradable pueblo, lleno de árboles de ficus y palmeras, en las aceras de las calles; junto a la playa. San Clemente, muestra una playa bella, que facilita caminatas, hasta un alto acantilado que interrumpe la playa, En las paredes de un edificio, se lee un pensamiento que dice: «Cuando Dios pensó en San Clemente, tuvo que sonreír con satisfacción y lo concibió profundo, generoso, bello, rebosante de espíritu y amor»

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