“Los dueños de los perros nunca pidieron disculpas”
Entre las labores del campo y el ir a la feria a vender sus productos, madre e hijo tratan de olvidarse de la peor pesadilla que sufrieron hace un año.
Zoila Garcés de 90 años y su descendiente Jorge de 65, el 20 de agosto del 2021 fueron atacados por dos perros. Rostro y diferentes partes del cuerpo quedaron desgarrados. Fueron trasladados hasta el Hospital Docente de Ambato donde permanecieron por cerca de dos meses, pero sus familiares los llevaron a Quito para seguir con los cuidados.
Han pasado 13 meses y el solo recordar aquel momento estremece a Zoila. Casi al año regresaron nuevamente a la casa en Huachi Grande. Su hijo tiene discapacidad auditiva, no escucha y habla con dificultad.
La adulta mayor, expresó que los dueños de los perros nunca se acercaron a preguntar cómo estaban o qué necesitaban. Incluso aún observan a los canes por el sector y temen que otra persona o ellos mismos vuelvan a ser atacados.
Tanto Zoila y Jorge no tienen parte de sus orejas, tienen cicatrices en las piernas y abdomen. Jorge perdió hasta la dentadura, porque en el ataque los perros se la desgarraron.
En sus cuerpos quedaron cicatrices, pero las más duras de borrar son las del alma. Madre e hijo aseguraron, que existen noches que tienen pesadillas y se despiertan asustados pensando que los perros han ingresado a la casa.
Ellos siguen con tratamientos, pero ya muy poco. Sus recursos económicos son escasos porque sobreviven con la venta de las moras.
Zoila dijo que pidió que la ingresen para cobrar el bono, aunque sea su hijo; pero fueron rechazados.
La psicóloga clínica Ivonne Vargas, manifestó que un ataque de la magnitud que sufrieron, causa alto niveles de estrés y entre los daños psicológicos se genera la cinofobia, que es la fobia o miedo a los perros, pérdida de sueño y hasta de memoria.
Recomendó que los familiares siempre estén cerca de ellos y ayudarles en el proceso de recuperación de la salud mental. (I)