Apariencia e integridad / Mario Fernando Barona
Es un hecho científico que la belleza, más allá del Botox y las cirugías plásticas, está determinada por nuestra carga genética. Sin embargo, en torno a la beldad hay al menos un par de aspectos adicionales que considerar. Actualmente se vincula al éxito como una consecuencia causal de la apariencia física, es decir, guapo igual a exitoso, lo cual, evidentemente es un estereotipo equivocado, pero muy arraigado. Algo parecido, aunque en menor medida, ocurre con la honestidad, o sea que una persona bien parecida sea vista como honesta, siendo este absurdo imaginario social el que más lastima porque no hay nada peor que el pícaro haciéndose pasar por honesto… bueno, sí lo hay, el incauto que le cree, y de los dos hay bastante en nuestro medio.
Que a una persona se la vea como exitosa u honesta únicamente porque es guapo o guapa establece, para mi manera de ver, el nivel de ignorancia y falta de autoestima de una sociedad, por eso, es en el ejercicio de la política en particular donde habrá que ampliar el espectro de belleza no solo al plano físico sino sobre todo a lo que bien podríamos llamar como belleza populista, esa que deleita y satisface otros sentidos, como el oído, por ejemplo, y que es donde encontramos miles de electores sosamente influenciables, sin criterio, sin sentido común y sin amor propio deslumbrados por fofos cantos de sirena, sonrisas hipócritas y unos cuantos ojos claros.
Y como todo lo descrito tiene que ver con lo bonita que puede ser una persona, viene al caso enterarnos que Ron Harris, fotógrafo que realizaba videos para Playboy creó un sitio de internet llamado Ron’s Angels, en el que subasta óvulos fértiles de bellísimas modelos con el fin de que sean implantados en madres feas que puedan pagarlos y de esta manera engendrar criaturas que vengan a este mundo siguiendo un patrón de hermosura óptimo. Para que usted, estimado lector, tenga una idea, le informo que un óvulo de estos en buen estado puede llegar a costar hasta 150 mil dólares (sólo el óvulo, sin los gastos médicos).
Si se ofertan óvulos de mujeres hermosas para ser fecundados por hombres feos, me pregunto ¿cuánto faltará para que se comercialicen también genes de personas altamente exitosas y completamente honestas? ¿Será posible?; aunque, pensándolo bien, si llegara a ocurrir, no creo que sería un buen negocio (al menos aquí en el Ecuador) porque todos aquellos que con su voto permiten que nos gobiernen delincuentes y narcotraficantes valorando la belleza populista, seguro preferirán el óvulo de la apariencia y no el de la integridad. (O)