La guerra continúa / Fabricio Dávila Espinoza
El pasado 24 de agosto se cumplió seis meses de la invasión rusa a Ucrania, en una guerra no declarada de forma oficial y calificada únicamente como operación militar especial.
Vladimir Putin, que no se cansa de acusar a los países de la alianza trasatlántica (OTAN) de conspirar contra los intereses rusos. Ahora, va más lejos. Dice que se trata de un chantaje nuclear. Así justifica sus futuras decisiones: «quienes intentan chantajearnos con armas nucleares deben saber que la veleta puede girar y apuntar hacia ellos», «quiero recordarles que nuestro país dispone también de varios medios de destrucción, y que, en algunos casos, son más modernos que los de los países de la OTAN” y “usaremos todos los medios a nuestra disposición para proteger a Rusia y a nuestro pueblo». La amenaza nuclear nuevamente está sobre la mesa.
Este ultimato, junto con la convocatoria a 300.000 reservistas para ir a la guerra, despierta en la misma población rusa un clima de inseguridad. Después del discurso de Putin, miles de manifestantes protestaron en distintas ciudades, más de 1.300 personas terminaron en la cárcel y miles de ciudadanos abandonan o tienen la intención abandonar el país para no ser reclutados. En los últimos días, los billetes de avión hacia países donde no se exige visado a los rusos, están agotados o alcanzan precios nunca vistos. También se registra salidas masivas por vía terrestre. El objetivo es huir antes que se cierren las fronteras.
La amenaza de usar armas de destrucción masiva ha estado latente desde el inicio de la “operación especial”. Evidentemente, es una forma de enviar que la OTAN intervenga en la guerra. Sin embargo, no se puede desestimar el poderío del ejército ruso. Aunque resulta imposible conocer detalladamente los secretos que guardan los programas nucleares de cada potencia mundial, Rusia contaría con el mayor arsenal de cabezas nucleares a escala mundial.
En todo este tiempo, los ucranianos han demostrado unidad y voluntad de pelear, aun estando en desigualdad condiciones, arropados por el apoyo internacional. El avance de Rusia se ha desacelerado, su economía difícilmente podría sobrevivir a largo plazo con las sanciones impuestas por sus antagonistas y Ucrania está realizando contraataques para recuperar parte del territorio perdido. En este escenario, con los países empeñados a no ceder militarmente, hay un único medio para resolver sus diferencias, tras el cansancio común, llegar a un acuerdo de paz. Pero, este escenario está lejos concretarse.