¿Qué es lo que está pasando?/Klever Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión



La música suele definirse como arte para el oído, como lenguaje del corazón, como sentimiento, como juego sonoro o como ciencia compositiva. Sin embargo, la música también emite mensajes. Transporta experiencias espirituales, ideas literarias, religiosas, filosóficas, sociales y políticas. Transmite significados que deben descodificarse. Existen obras que contienen mensajes públicos y que deben entenderse como llamada a la humanidad. Por ejemplo, el arte comprometido de Beethoven, los temas centrales del Anillo del nibelungo y de la Sinfonía de los mil, la idea wagneriana de una religión artística, y así evidenciando la relación entre música y poesía y las concepciones músico-literarias de los compositores.

Pero ahora, ¿Qué está pasando con esta modernidad? ¿Cómo se dice en una sola palabra lo grotesco, lo bajo, lo sucio, lo sociopático, lo vomitivo y sin valor que intenta reemplazar a la magia, la fascinación y el encantamiento de la poesía estructurada que enamora y encanta y que es requisito irremplazable para cortejar a ese ser maravilloso llamado mujer, so pretexto de que tiene un ritmo contagioso? Actualmente nos asfixian con ruidos sin técnica vocal ni melodía, de letras inentendibles cuando vociferan y que, si o si, hay que leer qué dicen, y lo que leemos son frases insolentes de posiciones sexuales y de sexo burlesco y aberrante, pero eso sí con de millones de “me gusta” en las redes sociales. Esto simplemente no tiene explicación, hay que analizar qué es lo que estamos haciendo mal para que esto sea idolatrado por los jóvenes y niños de ahora.

Rodrigo De La Cadena, un periodista y director musical comento acerca de esta problemática así: “Lamentablemente, creo que eso es exitoso por la incultura de la gente y América Latina es un pueblo en dramática involución cultural que “no tiene remedio”, lo dijo Octavio Paz en su libro “Tiempo Nublado”. Son tramas del lumpen e intereses de mafias a las que le conviene que la gente esté jodida porque incita a las adicciones, el consumo de droga y la vida irresponsable. Es la promoción de una vida de fantasía totalmente fuera de la realidad en el mensaje de algo que no es música, sino un disfraz latinizado de un movimiento social encaminado a promover las peores deformaciones de lo más bajo de la sociedad. Se ha desfigurado, retorcido, se ha quedado amorfo todo en las letras de estos bodrios que usurpan el nombre de la canción.

No es arte, ni es baile, ni danza, ni letras, ni es canto, ni es música ni es nada. Es un espectáculo que la vorágine empuja para que los jóvenes vayan a embrutecerse de forma tumultuaria. Pero están manipulados para que así lo hagan. Y ahí es donde los venden drogas, alcohol, prostitución, fármacos, tatuajes… porque el negocio es redondo. Lo que promueven no es un cantante sino una figura, un símbolo de la decadencia, la derrota cultural, la destrucción de los valores y la familia, la desaparición del vínculo intergeneracional. El triunfo de la ignominia y la ignorancia. Son letras perversas que, si las logras descifrar son procaces, soeces. Es un tema de propagación y de contagio.” (O)

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