Crisis de imagen y credibilidad / Esteban Torres Cobo
Un hecho inesperado basta para golpear toda la credibilidad e imagen de una institución. Le acaba de pasar a la Policía Nacional del Ecuador con el brutal asesinato de la abogada María Belén Bernal en las instalaciones de la Escuela de cadetes ubicada en Quito. No solo existe un remezón interno sino que hasta el propio gobierno experimentó una de sus peores crisis políticas hasta ahora y terminó, como se esperaba, en la separación del Ministro del Interior.
La más preocupante de todas, sin embargo, no es ni la interna ni la política. Tiene que ver con la confianza de la ciudadanía en el uniforme policial. Estas crisis son injustas porque se llevan a culpables e inocentes. Y, así como hay buenos y malos médicos, hay buenos y malos policías. Y esa desconfianza pasa por dudar, por ejemplo, de que en centros de formación policial existan las mejores prácticas y el control más riguroso. Las versiones en el caso del asesinato confirman la normal y cotidiana práctica de fiestas sin control en el inefable “Castillo de Greyskull”. O de que el espíritu de cuerpo aflore cuando lo que debería primar es la verdad contundente y la sanción total a los responsables y cómplices de un asesinato en instalaciones públicas.
El crimen organizado aprovecha estas crisis para afianzarse en sus objetivos. Por eso no es ajeno ya empezar a ver bandas que se disfrazan como policías y roban, matan y hasta secuestran. Sucedió recientemente en el intento de secuestro de un ciudadano que vive en la misma urbanización del Presidente de la República. Quienes participaron lo hicieron con motos con insignias policiales y hasta con una patrulla. ¿Qué confianza puede tener entonces el ciudadano cuando para su auto creyendo que se trata de un mero control de licencia y matrícula?
Esta crisis tiene que tener a las mejoras personas al frente para que pueda ser superada. Y todo el apoyo y la guía del gobierno y de la sociedad civil para que no se agote. Un Estado que flaquea en sus deberes básicos de seguridad y justicia es un Estado que se derrumba y cede ante quienes no tiene que hacerlo. La crisis por el asesinato de la abogada Bernal no puede ser un episodio oscuro en un destino cantado de abandono y putrefacción. Tiene que ser un baño de realidad que obligue al cambio y la mejora. (O)