Felicidades en 2023:¿Refundar el espíritu? / Pedro Reino Garcés
¿Cómo está el espíritu de la humanidad contemporánea? Si estuviera bien me atrevería a decir y desear felicidad y prosperidad. Pero el caso hay que arrimarse a esta frase como cuando un niño suelta al agua su barco de papel y le dice: feliz viaje y pronto retorno. ¿Cómo está el alma de quienes gobiernan el mundo para creerles sus deseos de felicidad y prosperidad para sus sometidos pueblos? Estados Unidos y Rusia deseando felicidad y prosperidad a Ucrania. La OTAN enviando insistentemente sus amorosos misiles para que la paz reine en el mundo donde solo sobrevive el miedo que ha volado de los cadáveres.
Pensé y me arrepentí de titular este comentario: ¿Renovar el espíritu? Porque toda renovación no significa sino fortalecer los mismos instrumentos, los mismos elementos de funcionamiento de un sistema. Me imagino como que a un motor desgastado se le cambiaran las piezas para que siga funcionando de largo el renovado sistema de barbarie en el que ha caído el espíritu humano. Por eso es que no me calza esto de pedir renovaciones, sino refundaciones. ¿Qué es esto de pedir consultas populares surgidas de los intereses de las máquinas del poder? ¿Es pedir a la gente renovación o refundación? Los “repuestos” son eso, un cambio de piezas que interesa al dueño de la máquina.
Pero pedir refundaciones espirituales a un pueblo contaminado de odios y contradicciones es tan grave como pedir que un ciego cambie de gafas para que deje de seguir en la tiniebla. A donde hay que apuntar es a que surja una nueva luz y se la defienda como la que más conviene a quien ha vivido supuestamente iluminado por lámparas ajenas que le han acostumbrado a sus reflejos y hasta han servido para sentimientos de gratitud a sus perversos obnubiladores. El desafío es sacar a un pueblo ciego de la neblina, sacar a un pueblo sordo a la audifonía de nuevas propuestas para refundar la dignidad humana.
¿Cómo sacarlos del conformismo, de la resignación, de la apatía, de la impotencia, de la alienación y de tantas formas de ceguera como las que decía Paulo Freire, que han aprendido a ver y actuar con los ojos del opresor? Rehabilitar a indigentes espirituales requerirá tiempo y procesos desafiantes que han de demorar mucho tiempo, sin contar con que conseguir adeptos para esta causa es más difícil porque es una lucha en medio de procesos sistemáticos que el sistema opresor mantiene encendidos y vigentes. Los médicos saben que rehabilitar un cuerpo contaminado es tan difícil como dirán los sociólogos que es rehabilitar una sociedad enferma.
Pero pensando más positivamente en lo relacionado con nuestro entorno inmediato, digamos que la experiencia social y un buen razonamiento que haga tendencia, sería una opción para refundar el espíritu. Cuando los pueblos caen en el fondo y se dan cuenta quiénes les han empujado al abismo; cuando les quitan la máscara a los aduladores que se han puesto de salvadores y pretenden renovarse mediante las democracias del engaño, para ser reelegidos después de haber mostrado su alma de pacotilla, sus círculos de la trampa que son los tentáculos del adulo orquestados por el idiotismo, es cuando buscarán nuevos caminos, renovarán la esperanza para enfrentar a la falacia y al engaño de los judas o de los caínes que pululan por nuestros pueblos amaestrados bíblicamente para la sumisión y la resignación.
Se ha dicho que siempre hay esperanza de que despierte el león dormido que es el pueblo. ¿No han sido suficientes las traiciones en seguidilla que venimos soportando por culpa de las mayorías sumidas en la irreflexión y el envenenamiento colectivo? ¿Todavía somos resistentes ingenuos, y descerebrados creyendo en las falacias de tanto perverso interesado en el sometimiento a los ciegos. Son ellos quienes se presentan como renovadores de los sistemas, haciéndonos caer en la trampa que nos ofrecen cambios. Si ellos se autodefinen como tales, pasemos a refundadores de una sociedad diferente que nos permita desbaratar la máscara.