Votos en blanco y nulos/ Mauricio Calle Naranjo
El país escogió a sus autoridades seccionales este domingo 05 de febrero. Los resultados causaron sorpresa a muchos, porque su candidato no ganó. Dejando aparte romanticismos y realizando un análisis más detallado, lo que más llama la atención en Ambato es la cantidad de votos nulos, que con el 100% de actas procesadas llegaron a 20.100 y 9.600 en blanco, sumando un aproximado de 29.700 votos que representan la desidia por la política o no encontraron en la papeleta para la alcaldía, a un aspirante que lo represente.
Este 9,9% del electorado insatisfecho decidió anular su voto, sabiendo que su decisión perjudicaba el tamaño de la muestra. A esto debemos añadirle, las fracciones que confían en determinados candidatos, lo que arroja como resultado a un Ambato dividido, fraccionado y erosionado por la politiquería. También, en el caso de la prefectura se obtuvo 30.155 votos en blanco y 37.030 nulos, una totalidad de 67.185 votos que desconfiaron de los personajes del plebiscito. Es decir, un 14,6% de tungurahuenses, dio la espalda al llamado democrático de seleccionar un candidato. Son cifras preocupantes, ya que representan a personas inconformes con el sistema, sea este el económico – político (capitalismo) que se maneja en el país, la metodología que ocuparon los partidos en la selección de candidatos, o es el desgaste de una parte de la colectividad que está cansada de la politiquería. En consecuencia, prefirieron desperdiciar su voto. Las autoridades electas, deben administrar con sabiduría y escoger profesionales de excelencia para su equipo de trabajo, porque les toca un camino muy arduo. No exclusivamente para plasmar en la realidad tangible el proyecto de ciudad y provincia, sino un compromiso, con el fin de unir a la comunidad y no causar más división. La fragmentación del electorado ocasionará que en un futuro cercano exista más desigualdad e inequidad en la población. Las nuevas autoridades, deben trabajar en la imagen política de sus administraciones, la cual provoque confianza y cohesione a los fragmentos existentes. La comunicación debe ser asertiva y honesta, sin mentiras ni ambigüedades. No es tarea fácil unir a Tungurahua, y a su vez, que Ambato sea un solo puño. Divididos somos más débiles, pero si trabajamos unidos, podemos llegar a tener un mejor porvenir