INFORMALIDAD UN PROBLEMA ESTRUCTURAL / Econ. Diego Proaño Córdova
La urbe pujante, comercial, productiva, organizada, limpia, de talleres artesanales en casa, en zaguanes, en locales, de la pequeña industria, la artesanía, el comercio, los servicios, el turismo, en los últimos años ha caído en un caos de informalidad e inseguridad, que visto desde la óptica de los principales participes de aquellos negocios, lamentablemente se puede observar mucha pobreza detrás. Las cifras oficiales son contundentes, en Ambato todos los días recorren con algún producto o servicio 25.736 personas en calles, avenidas, esquinas, en sitios de aglomeración, lo que causa desorden, insalubridad e inseguridad. Es totalmente perceptible como en una década se cayeron drásticamente los principales indicadores sociales y de calidad de vida en Ambato, mientras el pleno empleo o adecuado (con todos los beneficios de ley) en 2012 era de 53,96%, ahora solo representa el 39,31%, antes 54 de cada 100 personas de la Población Económicamente Activa (PEA) de Ambato, tenían un trabajo estable, pero con el ir y venir de los años desde 2012 en adelante, en lugar de mejorar esto ha empeorado, ahora solo 39 de cada 100 personas de la PEA tienen esta condición.
En 2012 el comercio no regulado (informales) se ofrecía en las avenidas 12 de noviembre y parte de la Cevallos, además de las calles Juan Benigno Vela y Tomas Sevilla, en 2023 el comercio no regulado se encuentra disperso por toda la ciudad, en sectores residenciales, parques, esquinas, paradas, unidades educativas, exteriores de mercados, semáforos, por todo lado, el porcentaje de informalidad llega a la friolera cifra del 25%, solo 40 de cada 100 personas en edad de trabajar, tienen un empleo seguro aquí, el resto sobrevive entre ingresos temporales y nada. De acuerdo a la nueva Ley de defensa de desarrollo del trabajador autónomo y del comerciante minorista, es obligación del GAD municipal hasta el 16 de diciembre 2023, hacer un registro censal de todos, porque esto daría la información adecuada sobre cuantos son, en que actividades productivas o comerciales se encuentran, cuál es su procedencia, nacionalidad, condición familiar, étnica, necesidades, etc, solo ahí se podría plantear soluciones definitivas para organizarles, capacitar, hacer seguimiento, talleres, asistencia técnica, acompañamiento, ubicación, cooperación nacional e internacional, inclusión financiera, social, etc.
Ambato necesita un cambio radical a fin de verse como una ciudad organizada, limpia, culta, moderna, amigable con el medio ambiente, transitable, segura, productiva, asertiva, al celebrar la septuagésima segunda edición de la Fiesta de la Fruta y las Flores, queremos una ciudad intermedia con crecimiento sostenido y equitativo de todos sus sectores con dotación de coberturas en todos los rincones con un ambiente propicio para emprender, innovar, producir, trabajar, para vivir. Ambato debe recuperar la condición de polo de desarrollo regional, referente zonal, ejemplo de progreso.